. TEMA 2 . TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA: ¿MAYOR PESQUISA O AUMENTO DE LA INCIDENCIA? MEJORANDO SU VISIBILIZACIÓN. Dra. Carolina Yáñez. Neuróloga Infantil. HCSBA. El Trastorno del Espectro Autista (TEA) basa su categorización y criterios diagnósticos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales de la Sociedad Americana de Psiquiatría, versión revisada el 2022 (DSM-5-TR). De acuerdo con este manual el TEA forma parte de los Trastornos del Neurodesarrollo, junto a otros cuadros como Trastorno por Déficit Atencional y Trastornos de Lenguaje. El diagnóstico de TEA es clínico y se sustenta en dos grandes ejes, a saber: 1) Deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social en múltiples contextos. 2) Patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidos y repetitivos. Como ya se explicitó, el diagnóstico de TEA se realiza clínicamente y si bien existen múltiples instrumentos de apoyo, no se basa en ellos. Cabe mencionar, que aún cuando el test de ADOS-2 (sigla en inglés de Escala de Observación para el Diagnóstico de Autismo, segunda edición) se considera como estándar de oro en investigación, no reemplaza el diagnóstico clínico de TEA. La sensibilidad del test de ADOS-2 es de 91% y la especificidad de 76%. Sin embargo, el diagnóstico de TEA sigue siendo subjetivo, por lo que se están haciendo esfuerzos internacionales para encontrar biomarcadores de esta condición, sin éxito hasta el momento. El test de ADOS-2 puede ser aplicado por distintos profesionales como: neurólogos y psiquiatras; integrantes de equipos multidisciplinarios como fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales entre otros. El requisito para aplicar dicho instrumento es haber sido capacitado con ese fin. Un problema puede ser el hecho de que algunos de estos profesionales no estén familiarizados con el trabajo con niños TEA, lo que puede dificultar la interpretación de los resultados del test. La prevalencia actual del TEA oscila entre el 1-2% en todo el mundo. En nuestro país un estudio preliminar publicado el año 2021 mostró una prevalencia de 1 en 50 niños entre 18 y 30 meses de edad, constituyendo una primera aproximación a la prevalencia de TEA en población urbana chilena. Existen pocas investigaciones sobre prevalencia de esta condición en países en vías de desarrollo. Por otro lado, la última cifra monitorizada por la CDC (sigla en inglés de: Centro para el Control y Prevención de Enfermedades), en Estados Unidos el 2020, fue de 1 en 36 niños de 8 años con TEA. Monitorizar la prevalencia de TEA se ha convertido en una prioridad de salud pública en muchos países. La prevalencia en los años 80 era 1 en 1000. No hay duda de que ha ido en aumento constante en los últimos 30 años. El aumento de casos, en su mayoría, ha sido a expensas de personas que presentan la condición sin tener discapacidad intelectual como comorbilidad. Existen múltiples explicaciones para este aumento de prevalencia en TEA: variabilidad en los métodos de sondeo, 13 diciembre 2023. Volumen 22 - N°84
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