Boletín HCSBA

10 noviembre 2019. Volumen 18 - N ° 76 9.- PREVENCIÓN: Una gran proporción de quemados se concentra en los 2 primeros años de vida, cuando no existe conciencia de riesgo, y por ende, las quemaduras son consecuencia de las acciones de los adultos que desconocen cómo sus actividades cotidianas exponen al niño. Ejemplo de acciones caseras peligrosas: • Hervir agua para preparar la mamadera, y dejarla enfriar sobre una mesa al alcance del niño. • Hervir agua con hojas de eucaliptus sobre una estufa al alcance del niño. • Permitir la entrada del niño a la cocina mientras se prepara la comida. • Dejar mangos de ollas con contenido caliente al alcance de los niños. • Dejar artefactos eléctricos enchufados después de haberlos utilizados. • Incendios causados por niños más grandes que juegan con combustibles y explosionan los depósitos domésticos plásticos. • Ropa empapada casualmente con parafina. En Chile el progreso en el tratamiento de las quemaduras fue más tardío, pero con el esfuerzo de muchos, ha logrado ponerse a la par con los últimos adelantos de la medicina en este campo. El DR. RENÉ ARTIGAS, nuestro historiador, cuenta las condiciones deplorables de los niños quemados cuando él empezó su carrera por allá por 1946 . Había una alta tasa de mortalidad, prolongadas estadías hospitalarias y graves secuelas, pues no había un protocolo de tratamiento claro al respecto. Después de la 2 da guerra mundial, hubo grandes progresos, tales como: El conocimiento del metabolismo del medio interno y el intercambio de electrolitos, lo que permitió combatir mejor el shock inicial, junto a ello, la aparición de las sulfas y los antibióticos permitieron contener infecciones. Es interesante recordar algunos aspectos del tratamiento de los quemados en Chile, en aquellos tiempos. Uno de los problemas, era el tiempo que se demoraba la eliminación espontánea de la escara (quemaduras AB y B) pues no se puede reponer una cubierta cutánea antes que ella fuese eliminada. Ello significaba grandes posibilidades de infección local y posteriormente la sepsis. Cuando se conseguía la eliminación de las escaras, la superficie cruenta podía recibir injertos de piel, usando para ello hojas de Gillette o con navaja de afeitar, colocándolas en forma de pequeñas estampillas, cubriéndolas con una gasa llamada tul graso. Si aparecía tejido de granulación exuberante en las zonas que habían tenido escaras, era necesario rasparlo vigorosamente (para que prendiera el injerto) lo que provocaba un profuso sangrado, nuevo factor en contra del injerto y del paciente. Este panorama angustiante mejoró, según relato del Dr. Artigas, cuando él asistió al Curso sobre Quemaduras dictado por el Dr. Benaim en el año 1959 y se creó la primera unidad para niños Quemados en el Hospital Manuel Arriarán el 18 de mayo de 1960 . Se inició con 5 camas y se introdujo en Chile el concepto que las quemaduras

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