Boletín HCSBA
. TEMA 1 . HISTORIA DE LAS QUEMADURAS. Dra. Gladys Villablanca C., Y Equipo del Servicio de Quemados Infantil Hospital Clínico San Borja Arriarán. noviembre 2019. Volumen 18 - N ° 76 7 Las quemaduras son lesiones producidas en los tejidos vivos, debido a la acción de diversos agentes físicos (llamas, líquidos u objetos calientes, radiación, corriente eléctrica, frío), químicos (cáusticos) y biológicos, que provocan alteraciones que van desde un simple eritema transitorio hasta la destrucción total de los tejidos. Los ríos de lava volcánica o los incendios forestales producidos por rayos o los rayos mismos, pudieron ser responsables de quemaduras mucho antes del dominio del fuego por el hombre. Miles de años antes de nuestra era, los apósitos de material vegetal o animal y los ritos mágicos-religiosos dominaron el acto médico antiguo. El primer escrito acerca del tratamiento de las quemaduras se encuentra en el PAPIRO DE EBERS, redactado en el antiguo Egipto, cerca del año 1500 antes de nuestra era y fechado en el año 8 º del reinado de Amenhotep I, de la dinastía XVIII y encontrado entre los restos de una momia en la tumba de Assasif, en Luxor, por Edwin Smith en 1862 . En este documento se encuentra la siguiente recomendación: “Haga una mezcla de la leche de una mujer que haya parido un niño varón, con caucho y cabellos de cabra. Mientras administra esta mezcla diga: Tu hijo Horus es quemado en el desierto, ¿Existe allí algo de agua? No hay agua. Yo tengo agua en mi boca y un Nilo entre mis piernas. He venido a extinguir las llamas.” La búsqueda de sustancias para colocar sobre las heridas, atravesó por un proceso empírico de prueba-respuesta, hasta que fueron de uso común la leche de cabra, la leche humana, miel de abeja, apósitos de papiro, caucho y grasas animales. Hace unos 5000 años, el médico egipcio Imhotep utilizaba miel de abeja para curar heridas. Las culturas indoeuropeas, griega, egipcia y las orientales, cada una en su contexto geográfico e histórico, utilizaron estos productos. Hipócrates, hacia el año 430 a.C., preconizó en sus escritos médicos los objetivos principales del tratamiento de las quemaduras, muchos de los cuales, aún hoy mantienen su vigencia: 1.- Lavar las heridas para mantenerlas limpias, utilizando agua hervida o vino. 2.- Evitar la presencia de pus. 3.- Mantener la herida siempre seca. 4.- Aplicar apósitos de grasa envejecida de cerdo, resina de pino y grasa de extracto de hulla (Betún). En el Siglo I, los romanos recomendaban cirugía reconstructiva para liberar bridas post quemaduras. Pablo de Egina, en el año 700 d.C., en sus escritos de franca influencia greco-romana, recomendaba preparaciones emolientes con ingredientes vegetales y metálicos para tratar las quemaduras. Rhazés y Avicena, quienes representaron los criterios médicos prevalecientes en el mundo árabe en los siglos IX y X, recomendaban la aplicación tópica de sustancias refrigerantes, que sin duda tenían propiedades analgésicas.
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