

HIPERTENSIÓN / 2017 / VOL. 22
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hipotensor adyuvante, vale decir agregado a un esquema antihipertensivo previo, particularmente
en situaciones sin buen control en los que se puede suponer un sistema simpático activado, como
es el caso de uso de fármacos vasodilatadores directos que lo estimulan, o en estados de ansiedad
significativa. La clonidina resulta especialmente útil en pacientes hipertensos lábiles con marcado
componente ansioso.
Un factor limitante para su recomendación como droga antihipertensiva principal es la
ausencia de información sobre su eficacia para disminuir el riesgo cardiovascular de la presión
arterial elevada. Por ello no se sugiere como tratamiento inicial de la hipertensión arterial. Sin
embargo, en pacientes que requieren terapia antihipertensiva combinada múltiple como es el caso
de hipertensión arterial resistente, la clonidina suele constituir un agente útil.
La clonidina tiene un especial espacio de uso en pacientes con enfermedad pulmonar
con contraindicación de agentes beta bloqueadores. Igualmente, puede emplearse en pacientes
diabéticos sin producir alteraciones metabólicas adversas.
En el ámbito quirúrgico la clonidina resulta muy útil dado su efecto de control de la
presión arterial en circunstancias de descarga adrenérgica; al tiempo que contribuye a disminuir
los requerimientos anestésicos y analgésicos, puesto que la estimulación de receptores alfa-2
adrenérgicos a nivel del sistema nervioso central induce sedación y modificación del dolor.
Cuando se indica clonidina es relevante advertir al paciente que su interrupción puede
originar hipertensión arterial de rebote y signos de hiperactividad simpática 8 a 36 horas luego de
la suspensión brusca de la droga –asociado a un aumento de las catecolaminas tanto en suero
como en orina–, que se suele acompañar de un síndrome de abstinencia con cefalea, aprensión,
temblores, dolor abdominal, diaforesis y taquicardia. Para evitar el rebote en contexto perioperatorio,
la clonidina debe seguirse administrando hasta las 4 horas previas a la cirugía y ser reasumida lo
antes posible en el postoperatorio.
La retirada de la clonidina siempre debe ser gradual en un lapso de varios días a una semana
para evitar el rebote. De ocurrir éste el tratamiento debe ser reinstaurado incluso aumentando la
frecuencia de administración a tres o cuatro veces al día.
En pacientes que están usando simultáneamente clonidina con algún beta-bloqueador y ambos
deban ser suspendidos, se debe retirar primero el beta-bloqueador y varios días más tarde la
clonidina en forma lenta.
La clonidina por su relativa rapidez de acción es útil para el manejo oral seguro de una
urgencia hipertensiva, para lo cual suelen requerirse dosis repetidas. Una dosis inicial de 0,1 a 0,2
mg puede ser seguida por 0,1 a 0,05 mg cada hora hasta un total de 0,7 mg y obtener una presión
arterial meta sin riesgo de exponer a hipoperfusión de órganos críticos, con un 97% de éxito.
La clonidina se ha empleado en el diagnóstico de feocromocitoma/paraganglioma. Si los
tests habituales no son concluyentes, por ejemplo en caso de haberse constatado una elevación
moderada de noradrenalina o normetanefrina, se puede realizar una prueba de supresión de la
liberación neuronal de noradrenalina. Un descenso de normetanefrina plasmática previamente elevada
a un nivel normal, luego de administrar clonidina (efecto supresor positivo), indica que la causa de
la elevación de la normetanefrina se debe a actividad simpática aumentada no tumoral. En tanto
que una falta de descenso de normetanefrina libre plasmática combinada con elevación persistente
de ésta 3 horas después de administrada la clonidina (efecto supresor ausente) permite sustentar
el diagnóstico de feocromocitoma/paraganglioma con una sensibilidad de 100% y especificidad
de 96%, respectivamente.
Debe tenerse especial precaución en pacientes con bradicardia preexistente, y en aquellos
con predisposición a desarrollar bradicardia, o que están usando concomitantemente fármacos con
acción cronótropa o dromótropa negativa. Asimismo, su uso debe ser muy prudente en casos en
que la sedación implique riesgos en la realización de tareas y actividades que requieran estados
de plena lucidez mental, o cuando su empleo se agrega a otros sedantes ya en uso.