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Guías de Práctica Clínica en Pediatría

Dismotilidad intestinal

Alejandro Flores, MD, Profesor de Pediatría

Silvana Bonilla, MD, MS, Profesor Asistente de Pediatría

División de Gastroenterología Infantil del Centro Médico de la Universidad de Tufts, Boston,

EE.UU

.

Introducción

Los trastornos de motilidad intestinal son comunes en la edad pediátrica. Estos desórdenes

tienen un amplio rango de presentación clínica que va desde condiciones benignas como

estreñimiento crónico hasta desórdenes más serios como acalasia esofágica, enfermedad de

Hirschsprung, o pseudo-obstrucción intestinal crónica congénita o adquirida.

Las manifestaciones de los trastornos de motilidad en la edad pediátrica son similares a las

de la población adulta. Sin embargo es importante señalar que existen diferencias importantes

en algunos aspectos del diagnóstico y tratamiento entre estos grupos. En este capítulo

ofrecemos una breve sinopsis de la evaluación del paciente pediátrico con posible desorden de

la motilidad, así como discutiremos otros aspectos del diagnóstico y tratamiento de desórde-

nes motores primarios exclusivos de la edad pediátrica.

Evaluación del paciente pediátrico con síntomas de dismotilidad intestinal

La obtención de una historia clínica y examen físico completo constituyen el primer paso en la

evaluación de este grupo de pacientes. La exclusión de desórdenes anatómicos y de la mucosa

gastrointestinal ya sea por medio de radiología o endoscopia es extremadamente importante. Los

trastornos metabólicos también deben ser descartados con los respectivos análisis de sangre (Tabla 1).

Entre los estudios que se realizan en los pacientes pediátricos con síntomas sugestivos de

dismotilidad intestinal la manometría esofágica y anorrectal son los estudios realizados más

frecuentemente. Sin embargo la manometría antroduodenal y colónica son utilizados con

frecuencia creciente.

La interpretación de los resultados de los estudios manométricos en los pacientes pediátricos

resulta muchas veces difícil debido a que la mayoría de los parámetros de normalidad han sido

extrapolados de los valores obtenidos en la población adulta. Esto se debe a la ausencia de controles

en la población pediátrica. El sistema gastrointestinal que incluye al sistema nervioso entérico,

continúa desarrollándose y madurando después del nacimiento. La mayoría de estos procesos

todavía están en estudio y no han sido claramente definidos. Por lo tanto, se debe ejercer cautela al

interpretar estos estudios ya que resultados que pueden ser anormales en el adulto pueden ser

normales en el niño y viceversa. Existen también dificultades técnicas inherentes a la población

pediátrica como por ejemplo la disponibilidad de catéteres de diferentes tamaños, tipo y cantidad

de fluido a perfundir, entre otros. La cooperación del paciente pediátrico particularmente de niños

pequeños constituye otra limitación. A diferencia de la población adulta, los estudios en población

pediátrica son conducidos por pediatras gastroenterólogos o enfermeras y no por técnicos. El

profesional a cargo de realizar los estudios debe estar familiarizado con los aspectos básicos del

desarrollo cognitivo durante la infancia y niñez. Es importante utilizar técnicas que sean apropiadas

al nivel de desarrollo cognitivo del paciente. De lo contrario, los pacientes pueden experimentar

ansiedad que puede influir en los resultados del estudio. Dependiendo del procedimiento que se

realice, el paciente debe cooperar con los comandos verbales. No es infrecuente que algunos

pacientes no cooperen durante el procedimiento. En algunos casos la presencia de los padres es