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Malformaciones pulmonares congénitas

• Tipo I: es la más frecuente (50-70%) y tiene el mejor pronóstico.

Presenta un quiste único grande (10 cm) o múltiples mayores

de 2 cm. (Figura 1). Está conformada por epitelio ciliado,

pseudoestratificado con áreas de epitelio secretor cubierto por

tejido fibromuscular, generalmente llenas de aire o moco.

El tejido pulmonar adyacente normal está comprimido en

general por la malformación, que tiene el efecto de una masa

intratorácica y puede producir insuficiencia respiratoria en el

período neonatal. Los síntomas se presentan en los primeros

meses de vida. Ocasionalmente permanecen asintomáticos

hasta la edad adulta.

• Tipo II: es el segundo grupo más frecuente (20-40%). Presenta

múltiples quistes de 0.5 a 2 cm que semejan bronquíolos

terminales cubiertos por epitelio ciliado, cuboidal columnar.

Afectan sólo un lóbulo. Están asociadas a agenesia renal,

defectos cardiovasculares, hernia diafragmática, siringomielia,

pectus y atresia de esófago que pueden condicionar su

pronóstico. La asociación con secuestro pulmonar se observa

hasta en un 40% de los casos (8).

• Tipo III:

10% de los casos. Se trata de una masa sólida que

desplaza el mediastino. La histología muestra estructuras

milimétricas similares a bronquíolos cubiertos por epitelio

ciliado, cuboidal. El efecto de masa de este tipo de MAQ puede

causar desplazamiento del mediastino en el feto y provocar HP

contralateral e hidrops fetal. (11).

• Tipo IV: 10-15% de los casos. A menudo son erróneamente

clasificados como de tipo I (10). Tiene un origen acinar distal

con grandes quistes periféricos de hasta 7 cm de diámetro. La

etiología es poco clara y es se ha propuesto como una etapa

evolutiva del blastoma pleuropulmonar tipo 1, indistinguible en

la imágenes de este tipo de MAQ (6).

En las MAQ la RXT suele mostrar múltiples quistes, de paredes

finas llenos de aire o con contenido. Se puede observar también

desplazamiento mediastínico y efecto de la masa. La TC

determina el tamaño de los quistes, revela anomalías asociadas,

define la extensión anatómica de la malformación y muestra

lesiones que en las RXT o en la ecografía pueden no visualizarse

(6, 8, 12). El diagnóstico diferencial incluye los neumatoceles,

abscesos, quiste broncogénico, secuestro pulmonar, enfisema

lobar congénito y masas del mediastino (11) (Figura 1).

La ecografía prenatal evidenciar una área multiquística en el

tórax. La resonancia magnética fetal (RMF) es útil en los casos

en los que el diagnóstico no es claro (13). Se debe plantear el

diagnóstico diferencial con hernia diafragmática.

Existe un amplia gama de formas evolutivas que pueden ser graves

(hidrops fetal o HP con muerte intrauterina o perinatal) o tan leves

como lesiones asintomáticas o inclusive resolución espontánea de

las lesiones, como se ha observado hasta en un 15-50% de los

casos probablemente relacionado a un mecanismo de apoptosis y

supresión del flujo vascular) (2, 6, 11, 14).

El 90% de los individuos con MAQ están asintomáticos en

el período neonatal (6). Cuando la cirugía no se efectúa

precozmente existe el riesgo de desarrollar infecciones

pulmonares recurrentes. Asimismo, se han reportado casos

de malignización (blastomas, carcinomas epidermoide o

rabdomiosarcomas) por lo que ante la sospecha clínica deberá

siempre efectuarse cirugía resectiva (8).

Neumol Pediatr 2014; 9 (3): 88-94

Figura Nº1

Malformación adenomatosa quística tipo I: lesión multiquística en lóbulo

inferior derecho.

1 A.

Radiografía de tórax.

1 B.

Tomografía computarizada de tórax.

1 C.

Lobectomía.