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En el último período, la medicina ha sufrido un
cambio importante. La postura tanto del médico
como del paciente y todo lo que conlleva dicho
proceso en la relación médico-paciente, se ha
permutado. El paciente ha pasado de tener una
postura pasiva a una postura activa, en la cual
toma cada vez más decisiones en todos los proce-
sos que le involucran. El médico debe mantener
informado de toda la situación al paciente. Pero
no es suficiente. Se debe cumplir con el requisito
dinámico, tanto verbal como escrito del consen-
timiento informado, que parece presidir todo
acto médico en la actualidad. En este contexto,
se debe respetar la autonomía del paciente, en
todo momento, con mayor fuerza si el enfermo ha
comprendido la situación que lo afecta, sin dejar
de lado la figura del representante legal o persona
que está a cargo del enfermo.
La ética médica, se ocupa por lo tanto de asun-
tos de orden práctico, relacionados con la ciencia
médica, entendida como la atención de enfermos
y los problemas que se pudieran derivar de ello,
pero además de una serie de otras situaciones de
diferente complejidad, donde suele darse intenso
debate, como por ejemplo, reproducción asistida,
eutanasia, prolongación de la muerte, trasplantes
de órganos, aborto, orden de no reanimación,
retirada de tratamientos, adecuación terapéutica,
etc. Es aquí donde se produce la tensión entre el
mundo de los hechos, avances tecnológicos y da-
tos concretos, respecto del mundo de los valores
y principios morales. La ética, a secas, el “ethos”
de la cultura griega, como parte de la filosofía,
aporta la necesaria capacidad de reflexión y
deliberación que requieren los problemas de la
medicina, cuando son sobrepasados por el mero
dato o la norma.
Muchas veces son los mismos progresos
tecnológicos que el hombre ha sido capaz de
crear, los que justifican a nuestro entender, poner
unos límites en temas que tienen relación con la
medicina, cuyo fin último no es otro que prote-
ger en todo momento el buen actuar médico y
garantizarle al paciente la justicia de la cual es
merecedor.
Problema ético clínico
Muchas veces el equipo médico enfrenta situa-
ciones que no son fáciles de resolver. La escasez
de recursos, altos costos de la tecnología, quién
merece más una cama en cuidados intensivos,
reanimar o no a un recién nacido gravemente
enfermo, comunicar un diagnóstico ominoso al
paciente o su familia, son apenas unos pocos
ejemplos de la dificultad a la que nos referimos.
En el caso de la clínica, es aquí donde la reflexión
ética y el conocimiento bioético general se tor-
nan indispensables para zanjar estos dilemas.
Este es el lugar preciso que ocupa el comité de
ética asistencial del hospital. De constitución
interdisciplinar, autónomos, son en la actualidad
imprescindibles a la hora de dar apoyo al trabajo
del médico y aportar con la experiencia de sus
miembros. No tienen el objetivo de sancionar
ni juzgar, sino que, a solicitud expresa de los
médicos o directivos del hospital, deben elaborar
una respuesta que tendrá, siempre, el carácter
de sugerencia. Existen otras funciones de los
comités de ética, tanto asistenciales como de in-
vestigación, algunas de ellas han sido analizadas
en publicaciones previas
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.
Finalmente, se puede decir que, los profe-
sionales de la salud, para poder solucionar los
problemas éticos que se presentan en su labor,
necesitan trascender la ciencia experimental, acu-
dir al propio bagaje cultural y a la ayuda de otras
disciplinas, como la filosofía, metafísica, ética,
psicología, derecho, para encontrar respuesta a
las situaciones de incertidumbre que se presentan
en el quehacer diario.
Conclusión
La palabra ética, del griego “ethos”, es uno
de los pilares de la filosofía. Apunta al com-
portamiento moral de la persona en el mundo.
Puede decirse que, en un modo amplio, resuelve
la inquietud respecto a qué es lo bueno a hacer,
y lo malo a evitar. En otro sentido, la bioética
se vincula, como una parte de la ética, con un
concepto más acotado hacia la vida en el medio
ambiente, desde un punto de vista general, tanto
humana, vegetal y animal.
En cambio, la ética médica une las normas de
comportamiento adecuado, bueno o correcto, en
el campo de la atención al hombre enfermo, como
ente concreto. Es aquí donde los conceptos de éti-
ca y bioética adquieren un propósito palpable y,
por tanto, su adecuado conocimiento, aplicación
y juicio de valor son relevantes para el ejercicio
de la medicina en nuestros tiempos. Conviene
aclarar que lo que habitualmente se nombra
como bioética, en la atención de los enfermos y
su contexto global en los dilemas de la salud, en
realidad se identifica mejor con la ética médica,
que le es más propia porque aplica principios pre-
cisos de lo que puede entenderse como una moral
médica. Esta última, entendida como una delibe-
ración seria, argumentada, razonada y razonable.
¿Ética, bioética o ética médica?
Rev Chil Enf Respir 2014; 30: 91-94