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En este número de la revista, se presenta un
interesante artículo que alude a una retrospectiva
histórica sobre la relevancia de las enfermeda-
des respiratorias en España
1
, que estimula a un
comentario en la misma perspectiva en relación
a Chile.
La situación relatada en el artículo original,
sorprende por dos razones principales: por la
preeminencia de la mortalidad derivadas de estas
enfermedades para el contexto histórico analizado
(siglo XIX, albores del XX) y por la presencia ya
de dichas enfermedades como causa de muerte
en población adulta en Jerez de los Caballeros
(Bajadoz).
En Chile, el relato acerca de las condiciones
de salud y las causas de muertes se reporta a los
albores de la República, destacando en cuanto
a la mortalidad, el predominio de la mortalidad
prematura, focalizada en el primer año de vida,
explicada fundamentalmente por las enfermeda-
des transmisibles
2
.
Mucho se ha escrito acerca de la adversa
influencia de la conquista, al encontrar un ni-
cho fértil en aborígenes locales, enfermedades
endémicas del conquistador, que diezmaron,
según versan los reportes, a grandes volúmenes
de indígenas de la Araucanía. Dicho efecto,
comprometió entre otras enfermedades, pero no
exclusivamente, a la tuberculosis pulmonar
2,3
.
Sin embargo, parece ser que las enfermedades
respiratorias agudas estaban ya presentes como
causa de muerte en los indígenas del norte de
nuestro país antes de la llegada de los españoles.
Esto, a juzgar por los análisis antropológicos de
momias del asentamiento del Chinchorro, Arica,
en quienes la frecuencia de lesiones pulmonares
agudas de origen neumocócico predominó en
el estudio de 108 momias obtenidas del asenta-
miento señalado estudiado en la Universidad de
Tarapacá
4
. Aún más, los autores argumentan que
desde hace 2.000 años atrás hay evidencias de
ésta y otras enfermedades respiratorias, incluyen-
do neumoconiosis en mineros desde el siglo XVI,
con neumonía como causa probable de muerte
entre ellos.
Desde el período de la Colonia a los albores
del siglo XIX, la alta mortalidad infantil, eva-
luada especialmente en grandes ciudades, como
Santiago y Concepción, señalaba a las enferme-
dades respiratorias y enfermedades transmisibles,
con complicaciones respiratorias, predominando
como principales causas de muerte prematura,
detrás del grupo de enfermedades gastrointestina-
les
5
. Las malas condiciones de vida imperantes,
las inadecuadas condiciones sanitarias y el bajo
nivel de desarrollo del país, explicaban para la
época, la particular demografía de la población
chilena, con baja expectativa de vida y predo-
minio de población joven, que en su momento,
concentró al 43% de la población en menores de
15 años
6,7
.
Estas observaciones fueron corroboradas en el
año 1927 en el magistral reporte preparado sobre
el control de la mortalidad infantil publicado en
los albores de la Revista Chilena de Pediatría por
el profesor Dr. Luis Calvo Mackenna
8
.
El artículo de Suárez-Guzmán, Peral y Már-
quez
1
permite establecer un contrapunto histórico
que releva la importancia de las enfermedades
respiratorias como causa de muerte fuertemen-
te arraigada en las comunidades, su particular
distribución en relación con las condiciones
demográficas y epidemiológicas de los países, y
la influencia de determinantes sociales y ambien-
tales, como factores que explican la creciente
importancia de estas enfermedades observadas
en la actualidad en nuestro país
9
.
Bibliografía
1.- SUÁREZ-GUZMÁN F, PERAL D, MÁRQUEZ F L.
Causas de mortalidad por enfermedades del aparato res-
piratorio en Jerez de los Caballeros (Badajoz, España)
durante el siglo XIX.
2.-
FERRER RODRÍGUEZ P L.Historia general de la Me-
dicina en Chile. Desde el descubrimiento y conquista de
Chile en 1535 hasta nuestros días. Tomo primero. Desde
1535 hasta la inauguración de la Universidad de Chile
en 1843. Talca, 1904 Colección: Biblioteca Nacional de
Comentario sobre el artículo “Causas de mortalidad por enfermedades
del aparato respiratorio en Jerez de los Caballeros (Badajoz, España)
durante el siglo XIX”
Gonzalo Valdivia C.
Profesor Titular, Departamento de Salud Pública, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Rev Chil Enferm Respir 2015; 31: 225-226