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de conocer en sus controles en el Instituto

Nacional de Rehabilitación Pedro Aguirre Cerda.

Nuestro país, dentro de sus legítimos orgullos

en Salud Pública, fue el tercer país en el mundo

en erradicar la poliomielitis. Entre

1986

y

1992

,

hubo cuatro casos de Poliomielitis paralítica

asociado a vacuna, informados por los

hospitales Luis Calvo Mackenna y Exequiel

González Cortés.

El avance en la capacidad diagnóstica virológica,

la aparición de nuevos antivirales, el abuso

de antibióticos, la mejoría de las expectativas

de vida en niños y adultos, la prevalencia de

enfermedades crónicas, hace imprescindible la

necesidad de mejorar el diagnóstico virológico

del médico clínico. Ello ha sido posible

inicialmente con la incorporación de métodos

inmunológicos de seroconversión específica y

en la medida que han aparecido nuevas técnicas

diagnósticas, particularmente las referidas a la

incorporación de técnicas basadas en biología

molecular. Con las técnicas en uso aumenta

la sensibilidad y la especificidad y se incluyen

otros agentes virales, lo cual disminuye la

probabilidad de encontrarnos frente a un caso

de etiología incierta.

Desde las iniciales y alarmantes descripciones

de M. E. Santolaya et al en el Hospital Luis

Calvo Mackenna, que informa de

25

casos

fatales de adenovirus observados entre los años

1983

y

1986

y de la Dra. E. Wu en el Hospital

San Juan de Dios, que señala

16

casos fatales,

entre

1983

y

1988

, el adenovirus ha seguido

causando estragos en los diversos hospitales

de la Región Metropolitana y otras regiones,

particularmente Concepción. La mayoría de

estos casos fueron interpretados inicialmente

como “bacterianos”, aunque sin confirmación

microbiológica y con múltiples terapias

antibióticas. Otros hospitales continuaron

ignorando la emergente y fatal etiología,

fundamentalmente por escasa capacidad

diagnóstica de laboratorio y confusión por las

epidemias de sarampión con su característica

secuela de complicación bacteriana respiratoria

y muerte. Puede hacerse una estimación de

mortalidad asociada a adenovirus como causa

identificada a partir de

1983

, la cual alcanzaría

en cifras absolutas a más de

250

fallecidos en

Chile. Sin embargo a ello debe agregarse una

cantidad al menos similar de niños fallecidos

presumiblemente por causa de adenovirus.

Es probable, aunque no confirmado, que

dichos adenovirus denominados fatales hayan

correspondido a los conocidos serotipos de alta

virulencia (serotipos

3

,

7

,

21

), cuya presencia en

América Latina continúa siendo un enigma.

Agregado a lo anterior, la observación que las

neumonías en lactantes menores de tres meses

eran fundamentalmente provocadas por el virus

respiratorio sincitial (VRS), particularmente en

los pacientes de riesgo (prematuros extremos,

inmunodeficiencias congénitas y adquiridas,

malformaciones, cardiopatías congénitas,

fibrosis quística), presionó para buscar

alternativas de prevención y tratamiento. Hoy

prima el convencimiento que la virulencia clínica

de la infección por VRS está dada por las

características del huésped. Desde el punto de

vista de prevención y tratamiento, los intentos

del uso de ribavirina como antiviral específico

fracasaron, sin embargo se han obtenido mejores

resultados con el uso preventivo de concentrado

inmunoglobulínico intravenoso contra el VRS,

obtenido de donantes escogidos. Hoy día