

Octubre
2008.
Volumen
7
-
N
°
34
3
LA PROTECCIÓN DE MENORES EN CHILE
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EDITORIAL
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Margarita Valdés M., Jefa Unidad de Gestión al Usuario
Francisco Barrera Q., Jefe Centro Responsabilidad Pediatría Complejo Hospitalario San Borja Arriarán
En Chile, desde la época colonial hubo personas
interesadas y preocupadas por la protección
social y familiar del niño. Aunque en sus
inicios la situación no dejó de estar rodeada
de dramatismo, hoy en día puede considerarse
uno de los países de América Latina con la
más avanzada red de protección social.
INICIOS
En tiempos de la colonia e incluso republicanos,
muchas veces, la orfandad era sólo una
disimulada manera de liberar a la madre de
la responsabilidad de la crianza para sustituir
en un rol mercenario, la alimentación al pecho
de los hijos de la clase pudiente. En efecto, la
mortalidad infantil de la época, que a inicios
de
1900
alcanzaba de acuerdo a los registros
330
por mil RN vivos (debe considerarse además
el pobre registro y la circunstancia que no se
extendía certificado de defunción en niños
bajo
1500
gramos de peso de nacimiento),
en parte era explicada por éste abandono
materno. Hecho conocido y tolerado por las
autoridades de la época.
Sin embargo, ya a inicios del
1600
, algunos
notables hicieron ver su preocupación por éste
abandono. De hecho, el Alférez General Diego
Jaraquemada, junto con Don Rafael Sierra e Isabel
Benítez, manifestaron al Cabildo de Santiago su
interés por brindar una acogida a los huérfanos
de la época, ofreciendo su casa, hacienda y
personal para dichos cuidados. Escaso interés
despertó esta proposición. Posteriormente, en
1758
Don Juan Nicolás de Aguirre y Barrenechea
(Marqués de Montepío), volvió a ofrecer a la
Real Audiencia la construcción de un albergue,
que contribuyera a resolver la orfandad,
mendicidad, vagancia, ancianidad, prostitución y
“mujeres arrepentidas”. Aunque tardó dos años,
finalmente el Rey de España Carlos III,
autorizó su creación e incluso contribuyó a su
financiamiento. De este modo se oficializaba
la preocupación por los niños desvalidos.
El edificio se construyó en la calle de la
“Moneda vieja”, que por costumbre de uso
pasó a denominarse “calle de los huérfanos”,
hoy actual Huérfanos. Desde sus inicios dicho
albergue se orientó fundamentalmente a la
infancia desvalida y en el largo plazo daría
origen al Hospital de Niños Roberto del Río,
aunque con una ubicación excéntrica y distante.
Con posterioridad dichos niños serían ocupados
fundamentalmente como trabajadores agrícolas,
o en la servidumbre doméstica. Sin embargo,
considerando las epidemias de la época, con
frecuencia el asilo se destinaba prioritariamente
para las “pestes”. Luego, los niños serían
trasladados a una chacra ubicada en la calle de
la Maestranza (actual calle Portugal), cerca de los
terrenos que muchos años después originarían
el Hospital Manuel Arriarán. Finalmente, luego
de varias reubicaciones, llegaría a la chacra de
la Providencia, logrando un edificio que permitía
albergar mil niños, en terrenos donde a futuro se
crearía el Hospital de Niños Luis Calvo Mackenna.
Para ello, se utilizaba el sistema del “torno y
la campana”, en que las madres dejaban a sus
hijos en un torno rotatorio y antes de retirarse