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consulta, lo que permite valorar su comportamiento, actitudes y pesquisar algún trastorno de
personalidad. Al mismo tiempo, especialmente en aquellos niños en los cuales se ha observado
perturbaciones de carácter, retraimiento, actitud temerosa o desconfiada, averiguar rendimien-
to y desempeño escolar; dificultades en su colegio, con sus profesores, compañeros e incluso
aquellos relativos al transporte escolar. En niños preescolares, poner énfasis en la observación
de regresiones psicológicas, aparición de tics, mutismo o trastornos recientes de lenguaje. Su
comportamiento en relación a uso de televisión, videojuegos, internet y el control que ejercen
los padres respecto a tiempo invertido, tipo de programas de televisión, juegos en uso y el
impacto que ello pueda producir en su salud psicológica y orgánica. Existe una creciente
preocupación por aquellos niños que permanecen solos en su casa, con los padres ausentes por
razones laborales o sociales, provocando un vacío afectivo especialmente en horario de 16 a
20 horas. En relación a trastornos psicopatológicos mayores, la actitud pirómana debe inducir
a la sospecha de síndrome de Klinefelter y otras aberraciones cromosómicas.
Dado que hoy en día el uso de la información médica a través de internet está disponible no
solo para el equipo médico sino para el niño consultante y su familia, debe considerarse que,
previo a la consulta médica, o con posterioridad a ella, los padres del niño pueden cotejar la
información clínica entregada por el médico con esta fuente de conocimiento. Frente a ello, el
médico pediatra debe estar abierto a evaluar el grado de comprensión de dicha información así
como su veracidad, con la limitante que el procesamiento de la información obtenida no
siempre es tarea fácil para la familia.
Por último, se destaca el apoyo que puede brindar o las dificultades que genera en la madre
y la familia la utilización de distintos medios de comunicación y educación con contenidos de
orientación semiológica para una consulta oportuna. Interesantes resultados se han obtenido
en Chile en las denominadas “Campañas de Invierno” y de riesgo de “Enfermedad
meningocócica”, logrando una significativa disminución en la consulta tardía y riesgo de
muerte. Lo mismo se ha observado en distintos países en relación a campañas orientadas a
educación sexual: prevención de infección por VIH y de embarazo en adolescentes, uso de
preservativos y anticoncepción de emergencia. Los conflictos generados desde el punto de
vista ético y religioso agregan otras dificultades que sobrepasan a la semiología.
El tiempo destinado a cada consulta pediátrica ha sido materia de permanente discusión,
sobre todo hoy en día, en que por la premura del tiempo y la mayor disponibilidad de
exámenes complementarios impulsan la tendencia a una entrevista breve, un examen físico
escueto y la pronta solicitud de exámenes, sin mayor profundización semiológica, hechos que
contribuyen a aumentar el gasto en salud y exponen a procedimientos médicos invasivos que
pueden provocar un sufrimiento innecesario del niño. El pediatra debe organizar su tiempo,
dejando oportunidad y tiempo protegido para el más cuidadoso examen clínico en el paciente
nuevo y en el más enfermo.
El ideal es practicar un examen físico periódico, a intervalos regulares en todos los niños.
Con mayor frecuencia en período de recién nacido y lactante, pero también con alguna
periodicidad en el niño mayor, especialmente en la pubertad y adolescencia. El examen clínico
no debe restringirse a aquellas partes del cuerpo que pudieran considerarse comprometidas,
sino que debe ser un examen físico completo. La omisión de segmentos corporales, puede
traducirse en tardanza diagnóstica, incluso en patología de riesgo. Particular evaluación de la
salud oral del niño. Tampoco es adecuada una reiteración innecesaria e inconducente en el
examen clínico, especialmente de las zonas que pueden vulnerar el pudor del niño o niña. Es
de la mayor importancia considerar la presencia de terceros en el examen clínico del paciente,
idealmente la madre, el padre, o su acompañante, particularmente en período de pubertad y
adolescencia y en la evaluación de dicho grado de desarrollo respecto a las tablas de Tanner.
Se debe ser cuidadoso y respetuoso con el pudor y la autoestima en los niños en este período
Semiología