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Guías de Práctica Clínica en Pediatría
e) La edad del paciente y desde cuándo está presente el problema. La presencia de alteraciones
de la conducta alimentaria desde el primer semestre de vida obliga a descartar patología
orgánica (ej.: enfermedades metabólicas).
Para responder si estamos o no frente a este diagnóstico se debe evaluar ordenadamente:
1. Aspectos de lamadre. Se han descrito como importantes en el desarrollo del problema, depresión
y/o estrés materno y desinterés materno por el cuidado del hijo (ej.: madre adolescente). Como
factor de riesgo se considera el trabajo materno fuera del hogar en jornada extendida.
2. Aspectos del niño. Influyen aspectos con un componente genético significativo:
Temperamento indiferente, señales de apetito poco evidentes.
3. Aspectos familiares-culturales: Asistencia a sala cuna-jardín infantil; familias desestructuradas o
caóticas.Debiera incluirseeneste ítemlaposibilidaddemaltrato infantil osíndromedeMünchaussen.
Debe efectuarse una anamnesis dirigida sobre las relaciones del niño con sus mayores, en
especial su madre o cuidadora; evaluar posibles problemas psicológicos del entorno familiar y
del niño; puede ser necesaria la entrevista con psicólogo infantil si hay dudas razonables (ej.:
depresión materna, maltrato infantil). Complementan a la anamnesis nutricional, el análisis de
las ingestas de energía y proteínas y la de micronutrientes, además de la valoración del estado
nutricional mediante la antropometría clásica.
El rol de la madre en el origen de los trastornos de conducta alimentaria de un lactante o
preescolar puede ser compartido con otras personas: Abuelos, hermanos mayores, servicio
doméstico, personal de jardines infantiles. Es frecuente que muchos se deban a manejos
inadecuados desde las primeras semanas de vida, durante la lactancia, pero es más frecuente
que la educación alimentaria inadecuada por parte de la madre se haga más relevante en las
etapas de separación o individualización, que va desde los 6 meses de edad y hasta los 3 años,
proceso en que el niño va independizándose en su alimentación, lo que a veces no es muy
aceptado por la madre, generándose tensiones y rechazo alimentario.
Exámenes de laboratorio: A considerar solamente si se sospecha alguna patología
específica, ej. síndrome de malabsorción intestinal.
Prevención
La educación alimentaria es la acción más importantes de prevención que debe compatibilizarse
con otras acciones educativas y preventivas (desarrollo psicomotor, higiene, vacunas, etc). Debe ser
efectuada por profesionales entrenados en este campo (médicos, nutricionistas, enfermeras) y
comenzar desde el control de embarazo y continuar en los controles de niño sano.
Lo ideal es que el problema se prevenga si ello es posible. Es importante en los cuidados
puericultores, educar a la madre desde los primeros meses de vida en ir concordando con el
desarrollo del niño en los elementos señalados en la Tabla 2.
Enfrentamiento básico
Una vez descartado con fundamento la presencia de enfermedad, los esfuerzos deben dirigirse a
reorientar prácticas alimentarias en el hogar, establecer horarios de alimentación, restringir el consumo
Tabla 2. Aspectos preventivos de los trastornos del desarrollo
de la conducta alimentaria de la infancia
Horarios estables de alimentación cada 3-4 horas (en especial a partir del destete).
a) Ambientes tranquilos y estables para alimentarlo.
b) Evitar la televisión u otros distractores durante las alimentaciones.
c) Respetar las señales de apetito y saciedad del niño, incluyendo una duración hasta 30 minutos de cada alimentación.
d) Alimentación variada desde el segundo semestre (a completarse en edad preescolar).
e) Permitir la progresiva autoalimentación del niño, incluyendo el uso de la mano del niño en vez de la cuchara.