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El tabaquismo es un importante problema de salud pública a nivel mundial. De acuerdo a la Organización Mundial de la
Salud cerca de 1 billón de hombres y 250 millones de mujeres fuman (1). Los efectos adversos del consumo de tabaco han sido
ampliamente demostrados, siendo una de las causas prevenibles más importantes de enfermedad prematura, discapacidad y muerte
(2). Desgraciadamente en Chile el tabaquismo es un serio problema, ya que presentamos las cifras de consumo de tabaco más altas
de América Latina, sobretodo en mujeres. Como pediatras no podemos ni debemos abstraernos de este grave problema, ya que
también afecta directamente a nuestros niños, desde la etapa fetal hasta la adolescencia. Se ha visto que cuando la embarazada
fuma la mortalidad perinatal aumenta un 150% y este incremento es independiente del número de cigarrillos fumados por día. El
tabaquismo en la embarazada también es responsable del 15% de los partos prematuros y se asocia además a un aumento del riesgo
de rotura prematura de membranas con un OR de 1.81 (95% IC 1.36 a 2.26) (3). En un estudio recientemente publicado, con datos
nacionales, se demostró que 1 de cada 8 muertes relacionadas a la prematurez y 1 de 3 muertes causadas por síndrome de muerte
súbita eran atribuibles al tabaquismo prenatal (4).
Otro importante problema al que nos enfrentamos como pediatras es la exposición al humo de segunda mano que afecta a
40 a 60% de los niños y que está muy relacionado a la exposición al humo de tercera mano (5, 6). Esta última se refiere a la exposición
a los contaminantes del tabaco que permanecen en las superficies luego de haber fumado. Esto afecta al pelo, la piel, la ropa, los
muebles, las paredes y otras superficies de objetos dentro de la habitación donde se fuma, perdura por largo tiempo y es resistente
al aseo habitual. El humo de tercera mano reacciona con oxidantes y otros compuestos para producir contaminantes secundarios.
Estos contaminantes contienen sustancias cancerígenas que ponen en riesgo a los no fumadores expuestos a él. Este problema es
particularmente relevante para la salud de lactantes y niños pequeños que típicamente están más tiempo dentro de sus casas. En
general hay poca conciencia de los padres en relación a las serias consecuencias que el humo de segunda y tercera mano tiene para
la salud respiratoria de sus hijos y es frecuente que al preguntar acerca del consumo de tabaco en los padres éstos lo nieguen o lo
minimicen. Dada la alta prevalencia de este problema en nuestro país es importante que como pediatras indaguemos acerca de esta
exposición en cada consulta. En pacientes portadores de patología respiratoria crónica se podría realizar además una medición más
objetiva de la exposición mediante la cuantificación de cotinina en orina. En caso de pesquisarse tabaquismo en los padres nuestra
obligación es realizar educación y al mismo tiempo enviar a terapia de cesación.
Finalmente otra seria preocupación que enfrentamos los pediatras es el tabaquismo activo en los adolescentes ya que la
prevalencia del consumo de tabaco en jóvenes chilenos, a pesar de haber disminuido de acuerdo a datos recientes, sigue siendo
alta (7,8). Prácticamente el 100 % del tabaquismo se inicia en la niñez y adolescencia, por lo que este grupo se ha convertido en
la población objetivo de la industria ya que representan potenciales nuevos consumidores. Es por este motivo que sus estrategias
de mercado están dirigidas a este grupo etario. Gracias a la legislación, se han podido restringir las campañas publicitarias que
hacían atractivo y común el uso del tabaco entre los jóvenes. Sin embargo la industria ha optado por otras estrategias para atraer a
los jóvenes, una de las principales es el uso de aditivos químicos en los cigarrillos. Estos mejoran el sabor y hacen que el humo del
cigarrillo se sienta más suave, reduciendo la irritación de la garganta, favoreciendo de este modo que al fumador novato le sea más
fácil iniciarse en esta adicción (9). Desgraciadamente la ley de tabaco en nuestro país no contempla la prohibición del uso de estos
aditivos. Como pediatras nuestra labor preventiva es fundamental desde el box de atención hasta la participación como parte de
distintas sociedades científicas de manera de realizar en forma sistemática campañas de difusión (sacar en los colegios y también)
en los medios de comunicación de manera de crear conciencia acerca de los serios daños a la salud a los que están expuestos los
niños que comienzan a fumar. De acuerdo a la última Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes realizada por el Ministerio de
Salud se observa una disminución estadísticamente significativa del consumo de tabaco en algunas regiones del país como Arica y
Parinacota, Tarapacá y Región Metropolitana entre los años 2008 y 2016. Sin embargo entre los escolares que consumen tabaco no
hay diferencia significativa en la intensión de abandono (8). Es por esto que frente a los adolescentes que ya han comenzado a fumar
en forma regular, es importante contar con programas de cesación que sean asequibles y especialmente diseñados para este grupo
de pacientes, de manera de revertir lo antes posible la iniciación de esta adicción. En esta encuesta llama la atención la aparición por
primera vez del consumo de cigarrillo electrónico en niños. Los porcentajes varían entre un 6.7 a un 12.1% en las distintas regiones
encuestadas. El uso del cigarrillo electrónico es un problema creciente entre los jóvenes en Estados Unidos y Europa ya que existe la
falsa creencia de que son menos dañinos para la salud. Sin embargo se sabe que estos dispositivos entregan nicotina por vía inhalada
por lo que las personas que los usan están expuestas a todos los efectos nocivos de ésta y a un innumerable número de sustancias
cancerígenas. Desgraciadamente el control del uso de cigarrillo electrónico en Chile no está incluido en la actual legislación, y si
bien el ISP exige que este cigarrillo debe ser tramitado como fármaco , en la actualidad ningún cigarrillo electrónico ha pasado
por este proceso. Lo anterior podría convertirse a futuro en un problema muy importante en nuestro país, sobretodo en la población
adolescente deseosa de experimentar y al mismo tiempo vulnerable al manejo mediático.
Como conclusión podemos decir que como pediatras tenemos mucho que decir y hacer respecto al problema del tabaquismo.
Nuestra labor debe estar dirigida tanto a prevención como a tratamiento. Somos responsables de vigilar que no se vulnere el derecho
de nuestros niños a un ambiente libre de humo de cigarrillo en los hogares y también de evitar a toda costa que se inicien en el hábito
tabáquico cuando son adolescentes. Si somos capaces de realizar esta tarea con éxito podremos tener futuros adultos sanos y libres
de tabaquismo.
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EDITORIAL:
Tabaquismo en Chile