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aseo nasal y de secreciones faríngeas; facilitar
una buena hidratación y una alimentación que le
permitan tolerar los primeros días de enfermedad;
monitorear la saturación de oxígeno si hay franca
dificultad respiratoria; administrar oxígeno si se
requiere. Actualmente hay muchas formas de
administrar oxígeno suplementario, desde narice-
ras hasta ventilación asistida, que han mejorado
notablemente el pronóstico de los casos graves
en lactantes. En décadas anteriores fallecían en
Chile más de 700 casos en cada temporada inver-
nal, lo que se ha reducido, sin contar con terapia
específica
58
.
En adultos la carencia de síntomas patogno-
mónicos y de la nítida estacionalidad descrita en
niños obliga a utilizar exámenes de laboratorio
microbiológico molecular para definir la causa y
plantear la mejor terapéutica posible. Esta consis-
te en una terapia de mantención, oxigenoterapia
y en un manejo adecuado de las patologías aso-
ciadas, que son las determinantes del pronóstico.
Vacunas
Dadas la alta contagiosidad del VRS y la mala
calidad de la inmunidad que deja la infección na-
tural, las esperanzas para una efectiva prevención
están orientadas hacia el desarrollo de una vacu-
na. La glicoproteína F ha sido blanco de muchos
estudios por ser conservada entre las variantes de
VRS y por inducir anticuerpos neutralizantes, los
que se han demostrado protectores de la infec-
ción. En efecto, el uso de anticuerpos anti F mo-
noclonales humanizados ha demostrado proteger
de la infección a individuos de alto riesgo, como
son los prematuros
59,60
. Por otro lado, el mejor
conocimiento de la biología del virus y avances
en biotecnología han permitido la preparación de
nuevos candidatos de vacunas tanto inactivadas
como atenuadas. En general, el desarrollo de
vacuna ha seguido los caminos históricamente
realizados con otros virus: una vacuna inactivada
o una atenuada. Inicialmente se usaban métodos
físico- químicos para obtener la primera y para la
segunda selección de mutantes mediante pasaje
viral en hospederos no habituales. Actualmente,
con el desarrollo de la biología molecular se pue-
den preparar ambos tipos de candidatos en forma
más rápida y eficiente
61
.
La primera vacuna contra VRS se preparó
de la manera habitual en la década de los ´60,
inactivando el virus con formalina; sin embargo,
resultó no sólo ineficaz, sino deletérea, porque
produjo reacciones graves y algunos fallecimien-
tos en los niños que posteriormente tuvieron
contacto natural con el virus
62
. Aún se discuten
las causas de esta reacción. Este hecho ha retar-
dado el desarrollo de una vacuna contra VRS,
pues obliga primero a demostrar con extrema
acuciosidad la inocuidad del candidato antes de
seguir su desarrollo.
Existen muchos problemas para el desarrollo
de una vacuna, pues la infección se presenta
tempranamente en la vida, antes de los 3 meses,
edad en que la inmunidad no ha madurado; la
presencia de anticuerpos maternos a esa edad
podría inhibir la respuesta de anticuerpos a una
vacuna atenuada. La situación actual es que hay
muchos candidatos de vacunas en distintas fases
de desarrollo, pero muy pocos han alcanzado la
fase clínica III
63,65
. Incluso algunas estrategias se
dirigen a vacunar a la embarazada, para obtener
una transferencia de anticuerpos que protejan
al niño por lo menos por el primer semestre de
vida
66
.
Se estima que no habrá alguna vacuna disponi-
ble en el mercado para prevenir la infección por
VRS antes de cinco años. Además, debemos tener
en perspectiva que la vacuna contra el sarampión
–otro virus de la familia
Paramyxoviridae
–
ha
demorado cincuenta años en eliminar la infección
en algunas regiones del mundo, en circunstancias
que el virus deja inmunidad duradera y la vacuna
es muy buena y fácil de preparar. Así, cuando
aparezca la vacuna contra el VRS demorará
varias décadas en lograr controlar la circulación
del virus.
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