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GUÍAS DE PRÁCTICA CLÍNICA EN PEDIATRÍA

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lactante el cabello sigue siendo una estructura de importancia semiológica, particularmente en al-

gunas patologías de base genético-metabólica: Enfermedad de Chediak Higashi en la cual aparece

un cabello color ceniza característico; enfermedad de Menkes, con cabello anómalo, ensortijado

y escaso. El estudio con microscopia de luz e incluso electrónica del cabello puede ser muy útil

en algunas enfermedades metabólicas. En la desnutrición puede observarse el clásico signo de la

bandera con zonas interpuestas decoloradas relacionadas con el período de desnutrición. En la

enfermedad celíaca se observa un pelo de aspecto decolorado y débil, con importante pérdida

por caída. En algunas ocasiones el pediatra puede enfrentarse a una tricotilomanía, no solo del

cabello sino también de las cejas, pestañas e incluso vello genital.

Las alteraciones de las uñas son poco frecuentes en pediatría. Sin embargo, hay algunas en-

fermedades de base genética que pueden producir alteraciones como el síndrome onico patelar

o displasia osteoungueal (compromiso de las uñas y las rótulas). Existe una serie de trastornos de

las uñas relacionados con diversos déficit nutricionales (vitamina A, C, B12, Zinc, Hierro, Selenio)

y trastornos relacionados como el síndrome de espectro fetal alcohólico. El pediatra tiende a

pensar que la mayoría de los trastornos de las uñas, sobre todo en el niño mayor son infeccio-

sas, particularmente micóticas. Sin embargo, además de los trastornos genéticos se ha descrito

displasia ungueal asociada al uso de fármacos (fenitoína, hidantoína). Otras alteraciones que se

observan ocasionalmente corresponden a la distrofia ungueal canaliforme, distrofia de las 20

uñas, desviación congénita de las uñas, anoniquia, tumores de las uñas, tricotilodistrofia, nevus

epidérmico verrucoso. El corte de las uñas en el RN a temprana edad (antes del mes) y sin pre-

caución suele complicarse con paroniquia e incluso panadizo. En la primera y segunda infancia se

observan diversos procesos infecciosos, destacando la paroniquia, infecciones micóticas y virales.

Otro trastorno, de difícil manejo es la onicofagia, que pone a prueba la capacidad del pediatra

para manejar bien este difícil comportamiento compulsivo. Es interesante señalar que puede

observarse las denominadas líneas de Beau, denominadas comúnmente como “regalos”. Estas

líneas corresponden a detención del crecimiento de faneras por estrés (físico o emocional), que

en el cabello corresponden al “signo de la bandera” del desnutrido y que son muy usadas por las

adivinas para sospechar la situación estresante y el momento en que se produjo.

Los dientes no son estrictamente faneras, aunque algunos los incluyen como tales. En ocasio-

nes el RN puede presentar dientes congénitos, generalmente aislados y con riesgo de despren-

dimiento y caer como cuerpo extraño en la vía aérea. El médico pediatra debe estar atento para

examinar el correcto desarrollo dentario y pesquisar diversas anomalías y displasias dentarias y su

eventual asociación con otros trastornos genéticos (osteogénesis imperfecta, enfermedad de Ehlers

Danlos, síndrome de Albright, enanismo). Desde el punto de vista semiológico son importantes,

dada su relación con algunas enfermedades genéticas, displasias ectodérmicas y el rol del pediatra

en la salud oral, especialmente en los pacientes cardiópatas.

Cabeza y cara

En el desarrollo del niño, tanto prenatal como posnatal, la evolución de cabeza y cara debe ser

una de las de mayor variabilidad y trascendencia, sufriendo modificaciones que a menudo llaman

la atención incluso en el diagnóstico ecográfico prenatal. Sus contornos muestran importantes

modificaciones desde el período de RN a la pubertad. El valor de su proporcionalidad volumétrica

varía mucho con el transcurso de la edad, desde 8:1 al nacer, 5:1 a los dos años y 2:1 a los 18

años. Su examen minucioso considera medición de circunferencia cefálica que debe ser llevada

a tablas apropiadas, forma y simetría, palpación de suturas y fontanelas, pudiendo idealmente

evaluarse a través de la inspección, palpación y auscultación. El pediatra debe conocer desde el

período de RN las principales causas de alteración de la cabeza, cráneo, cara y su posible relación

con otras enfermedades.

En el período de RN puede palparse las principales suturas del cráneo, las cuales suelen encon-

trarse superpuestas por los procesos de acomodación al canal del parto. Luego de superada esta

deformación fisiológica, normalmente puede existir una separación entre las suturas. El tamaño

de la fontanela anterior es muy variable tanto en su diámetro menor como mayor, soliendo ser

muy pequeña, a veces puntiforme o tener una gran amplitud. En condiciones normales, puede

ser posible observar latido de ella, incluso escuchar un soplo vascular o murmullo a la palpación.