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GUÍAS DE PRÁCTICA CLÍNICA EN PEDIATRÍA

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de fijar su mirada atentamente en la madre, cuya ausencia puede ser un indicio muy precoz de

espectro autista. La reevaluación clínica de los genitales, buscando manifestaciones precoces de

sinequia de labios menores en la niña y fimosis extrema en el varón suele no ser considerada,

incluso en alguna oportunidad hemos observado hipospadia, fístula vaginal perineal o perianal.

Dentro de los primeros 5 años de vida debe ponerse especial énfasis en la alimentación y evolu-

ción pondoestatural del niño, siendo tal vez la mejor oportunidad en términos de prevención de

sobrepeso y obesidad, especialmente cuando la genómica de los padres es orientadora hacia la

obesidad, diabetes e hipercolesterolemia. En el ámbito de la medicina privada, en donde hay un

seguimiento más personalizado del niño y la familia es un buen momento para lograr la mejor

comunicación efectiva con el niño; en niños mayores, suele ser una interesante oportunidad para

conocer hábitos y aficiones del niño, preocuparse de la convicción de su identidad sexual y alertar

a la madre respecto a hábitos y conductas de riesgo. Debe tenerse presente el desinterés por asistir

a consulta médica de los niños en edad puberal y la adolescencia, el temor del niño al examen

físico, la posibilidad de que el niño desee que sus padres no se encuentren presentes en parte del

examen físico. Desde el punto de vista de responsabilidad y protección judicial, es preferible que

al menos la madre esté presente y participe del examen físico, especialmente de la niña. Además,

puede contribuir al examen con menor daño en el sentimiento de pudor propio de esta edad

en los niños. Incluso, ha sido una positiva experiencia, la colaboración directa de la madre en el

examen clínico y desvestirse de las niñas. En este grupo etario, el médico nunca debe examinar

un niño en ausencia de uno de sus padres. Ha habido circunstancias en las cuales el médico ha

sido objeto de demanda judicial.

Signos y somatometría

Aparte de la observación espontánea del comportamiento y actitud del niño respecto al exa-

men físico que puede entregar importantes elementos en su apreciación clínica, la medición de

los signos vitales es de la mayor importancia.

Temperatura

La medición de la temperatura rectal, si bien es la más confiable, se ha ido considerando cada

vez más una agresión e incluso un riesgo cuando el termómetro usado es de vidrio y en base a

mercurio. Hace algunos años era un hecho frecuente el quiebre del termómetro, al tomar tempe-

ratura rectal. Debiera usarse un aparato seguro para temperatura rectal, aunque más bien debiera

estar proscrito, incluso en el RN. La percepción por la madre de fiebre en su niño guarda estricta

relación con las mediciones efectuadas. Además, si la madre refiere que su hijo ha tenido alza de

temperatura, le administra paracetamol antes de llevarlo al médico y este lo observa sin fiebre,

la conducta más adecuada del médico es concluir que el niño ha estado febril y ese debe ser su

enfoque clínico. Tan importante como no usar termómetros en base a mercurio es la técnica de

toma de temperatura. Un axila sudorosa, una región anal inflamada, un desconocimiento de la

técnica de temperatura cutánea o de conducto auditivo, suelen confundir a la madre e incluso

al médico. En condiciones normales la temperatura de los RN es superior a la de niños mayores

con un promedio de 37,5° C durante los primeros 6 meses de vida. Luego desciende a 37,2° C y

después de los 3 años alcanza a 36,7° C hacia los 11 años. Debe recordarse pequeños aumentos

de temperatura con el llanto, la ansiedad y muy ocasionalmente la erupción dentaria. Muy ex-

cepcionalmente en el niño puede verse una hipotermia prolongada, no referida a la que puede

acompañar agudamente a un síndrome séptico o infección grave, sino la presencia de temperatura

bajo 36° C, que se puede prolongar por algunos días. Ello se ha visto relacionado con infecciones

virales (virus sincicial respiratorio o algún otro), algunos fármacos, procesos tumorales, malforma-

ciones de tubo neural superior. Requiere observación y ocasionalmente estudio.

Pulso

La frecuencia cardíaca se obtiene por medición del pulso periférico, habitualmente arteria

radial. También puede apreciarse por las pulsaciones de la fontanela anterior y la auscultación

cardíaca directa. En algunos casos sobre todo con hiperflujo puede palparse con claridad la arteria