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Aquellos pacientes que presenten 2 o más de estos signos de alerta, deben ser evaluados.

Además, una historia familiar con antecedentes de Inmunodeficiencia, la necesidad de empleo de

antibióticos endovenosos en el tratamiento de sepsis y el retraso del desarrollo pondo-estatural,

han sido identificados como los índices predictores más importantes en su diagnóstico. El niño

con inmunodeficiencia presenta un mayor número de infecciones que demoran más tiempo en

resolverse y que tienen un curso más severo. Sin embargo, las infecciones deben ser calificadas

en el contexto de parámetros tales como: presencia de humo de cigarro en el hogar, asistencia a

sala cuna, problemas anatómicos. Las infecciones a repetición en la misma localización sugieren

la presencia de un defecto anatómico. Por tanto, los médicos clínicos deben mantener un alto

grado de sospecha en aquellos pacientes con infecciones a repetición y también en aquellos con

presencia de fenómenos de autoinmunidad.

Hay que tener presente que los lactantes tienen un sistema inmunológico inmaduro que se

acentúa en el prematuro y en el paciente enfermo. Las reservas de neutrófilos en médula ósea

disminuyen rápidamente durante un cuadro séptico y también disminuye la actividad quemotáctica

y los niveles de complemento. La producción de inmunoglobulinas se encuentra limitada al naci-

miento. La IgG materna es transferida de la madre al feto durante el tercer trimestre del embarazo,

lo que determina un déficit de la producción intrínseca de IgG en el neonato. Por esta razón, el

prematuro tiene niveles reducidos de IgG. La respuesta inmune madura rápidamente después del

nacimiento. Inicialmente se produce IgM, y, a medida que la IgG materna decae se produce una

disminución de los niveles de IgG en el lactante que alcanza su nadir entre los 3 y 6 meses de

edad. Los niveles de IgA aumentan lentamente y alcanzan niveles de adulto durante la adoles-

cencia. La producción de subclases IgG2 (donde se encuentran los anticuerpos antineumococo),

es más lenta y alcanzan su madurez entre los 2-5 años lo que explica la mayor susceptibilidad de

infecciones neumocócicas en esas edades. Los linfocitos T vírgenes son más difíciles de estimular

que en los adultos y también existe una disminución de la expresión del ligando CD40 lo que redu-

ce la señal de los linfocitos B disminuyendo su capacidad de realizar el cambio isotípico de las Igs.

Evaluación inicial del niño con infecciones a repetición

Es importante realizar una completa historia clínica del lactante y considerar antecedentes de

embarazo, prematurez, lactancia materna, vacunas, desarrollo pondo-estatural y documentación

del tipo de infecciones que lo han afectado.

La evaluación de laboratorio básica para detectar la existencia de inmunodeficiencia incluye:

- Determinación de VIH.

- Hemograma: con el que podemos determinar recuento absoluto de linfocitos y neutrófilos. No

hay que olvidar que los valores de linfocitos varían con la edad: recién nacido que presente un

valor absoluto menor de 2.500 linfocitos por mm

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puede sospecharse un defecto de células

T.

- Cuantificación de inmunoglobulinas (Igs). Los niveles de Igs también varían con la edad y, por

lo tanto, cada laboratorio debe establecer valores de normalidad según edad en niños sanos. Si

los niveles de Igs se encuentran disminuidos, es importante chequear también la concentración

de albúmina sérica porque si se encuentra baja podría sugerir que existe pérdida proteica a

través de riñón o intestino que también las afectaría.

- Determinación de título de Acs específicos pre y post 4 semanas de vacunación contra dif-

teria, tétanos, rubéola. Se considera que una respuesta es positiva si aumenta el título de

anticuerpos por sobre 3 veces el título inicial. Este estudio puede realizarse a cualquier edad.

En cambio, la determinación de anticuerpos específicos frente a neumococo solo se puede

efectuar después de los 2 años de vida.

- Evaluación del complemento: Determinación de C3 y C4. Se debe estudiar los componentes

de vía clásica (C1-C9) mediante CH50. Si se encuentra normal, debe evaluarse la vía alternativa

mediante AH50. Combinando ambas técnicas se pueden identificar las deficiencias específicas.

- En caso de que se sospeche una alteración de la fagocitosis hay que determinar el número de

neutrófilos y si este es normal, o sea mayor a 1.500, debe evaluarse la función de los granu-

locitos.