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miramos, aceptamos nuestras diferencias, nos tenemos que, inevitablemente, preparar para la
despedida.
La hospitalización de los NANEAS generalmente prolongada, nos brinda la posibilidad de
gestionar sus cuidados y todo lo que la atención clínica involucra, viviendo con ellos situaciones
que muchas veces incluyen dolor y angustia, otras en que festejamos y reímos, compartiendo
momentos de la vida diaria. En ocasiones, se les debe acompañar en la última etapa de su vida,
a con-morir, que no es otra cosa que morir con otros, acompañado, no morir sólo, morir con
aquellos que nos quieren, con los que nos importan.
Las enfermeras al cuidado de Naneas deben no sólo contar con las destrezas y habilidades
necesarias para gestionar el cuidado, sino que también este grupo debe poseer características
personales que beneficien y enriquezcan cada etapa: Empatía, alegría, buen humor, sinceridad,
responsabilidad, deben venir de la mano con la resiliencia, ya que debemos ser capaces de ver
más allá, de acostumbrarnos a ganar quizás sólo pequeñas batallas, aceptar lo frágil de la vida y
entregar con equidad y respeto los cuidados, para los cuales fuimos formados, más allá del último
aliento de vida.
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