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Neumol Pediatr 2015; 10 (3): 126 - 127

C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl

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MICROBIOMA RESPIRATORIO E INTERACCIONES MICROBIANAS

Comentario del artículo: ‘Recurrent lower respiratory tract infections’ – going around

in circles, respiratory medicine style

Mark Lloyd Everard

Paediatric Respiratory Unit, Sheffield Children’s Hospital, Western Bank, Sheffield, UK

INVITADO ESPECIAL: Dr Mark Everard / Comentarios

Convencionalmente se considera la vía aérea inferior

estéril. Varios mecanismos de protección evitan el paso de

bacterias hacia ella o las elimina si alcanzan el pulmón.

Estos incluyen estructuras como la barrera mecánica de la

laringe,

clearance

mucociliar, la tos , péptidos antibacterianos,

macrófagos residentes y otras células fagocíticas.

Los rápidos avances tecnológicos en la secuenciación

genética y biología computacional han puesto en evidencia un

vasto mundo de microorganismos no cultivables que colonizan

hábitats tan diferentes como estratos de roca ubicados varios

kilómetros por debajo de la tierra hasta superficies internas

y externas de organismos multicelulares. Se estima que las

bacterias que viven en un individuo pesan 1 a 2 kg, y superan

en número a nuestras propias células por 100 veces. Ahora se

reconoce que muchos de estos organismos juegan un papel

importante asegurando nuestra salud a través de la interacción

con nuestro sistema inmunológico, la producción de nutrientes

esenciales, eliminando posibles toxinas y patógenos potenciales.

Este trabajo sugiere que los pulmones tienen su

propio microbioma residente, que consiste en virus, bacterias

y otros microorganismos (1-3). Se sabe poco acerca de la

microbiota de la vía aérea baja en comparación con la que

se encuentra en boca, intestino o piel, en gran parte debido a

dificultad para obtener muestras no contaminadas. Aún existe

controversia acerca de la existencia de un microbioma pulmonar

“normal”. Además de las dificultades para obtener muestras

no contaminadas, los reactivos utilizados en su procesamiento

contienen ADN bacteriano (4). Tampoco se sabe mucho sobre el

rol potencial del microbioma residente en la modulación del

sistema inmune dentro de las vías respiratorias.

No obstante, tenemos información en cuanto a la

importancia de las interacciones entre los organismos y su

huésped. Aunque muchos han tratado de establecer un vínculo

entre la infección viral del tracto respiratorio bajo y el desarrollo

posterior de asma, pareciera que lo determinante es la

respuesta individual del huésped (5,6). No hay duda que los virus

inducen exacerbaciones de asma durante las cuales se pierde

la respuesta a beta- agonistas (7), pero estos agentes actúan

como factor gatillante más que como causa de la enfermedad.

Es probable que esta pérdida de respuesta beta-agonista en una

exacerbación se debe al ARN viral que induce una respuesta

inflamatoria la cual a su vez vuelve hiposensible los beta-

receptores del músculo liso (8). En los lactantes y niños en edad

preescolar las infecciones virales del tracto respiratorio inferior

son comunes debido a los niveles inadecuados de anticuerpos

neutralizantes. Estas infecciones se caracterizan por una intensa

inflamación neutrofílica con edema de la mucosa y abundantes

secreciones en la vía aérea (9,10). Por eso no es sorprendente

que la obstrucción ocurre en la vía aérea baja. En los lactantes

muy pequeños en los cuales la obstrucción resulta en el cierre

de la vía aérea pequeña en la espiración aparece la “bronquiolitis

aguda”, con abundantes crepitaciones (10). El mismo proceso

inflamatorio en un un lactante mayor o niño pequeño no llega al

cierre de la vía aérea (y por eso no hay crepitaciones), sino que

se produce limitación al flujo aéreo asociado a la auscultación de

sibilancias (una sibilancia simplemente implica limitación al flujo

aéreo). De ahí que un niño en edad preescolar con bronquitis

sibilante (es decir tienen una bronquitis viral y se producen

sibilancias debido a la limitación al flujo aéreo resultante de

secreción y edema de la mucosa) parece idéntica a la ‘asmática’

en la cual la broncoconstricción es el principal componente en

la generación de la limitación del flujo y sibilancias resultantes

(10). Es difícil distinguir entre ambos, pero es importante hacerlo

ya que los asmáticos se benefician con la terapia con corticoides

mientras que los niños con bronquitis sibilante tienen poca o

nula respuesta.

Mientras que el virus sincicial respiratorio fue

considerado durante mucho tiempo como el organismo que

más probablemente inducía asma atópica, los estudios indican

que es el huésped más que el virus quien determina las futuras

manifestaciones de la enfermedad. Más recientemente, se ha

propuesto que el rinovirus humanos y la colonización temprana

con patógenos bacterianos tales como Haemophilus influenza

no tipificable y Streptococcus pneumonia serían la causa. Sin

embargo, parece que la presencia de los agentes patógenos y

los problemas que causan serían marcadores de características

del huésped y no indica que el patógeno en sí está contribuyendo

al desarrollo de la atopia o enfermedad (5,6). Aún se desconoce

si los componentes del microbioma respiratorio juegan algún rol

en el desarrollo del asma y atopia, ya sea positivo o negativo.

Muchos trabajos realizados con el microbioma intestinal han

sugerido mecanismos mediante los cuales ese vínculo podría

establecerse (11) pero como con todos los nuevos campos es

muy probable que muchas de las hipótesis actuales no se logren

confirmar.

Es muy probable que los virus tengan un rol en el

desarrollo de la bronquitis bacteriana mediante el daño al epitelio

con pérdida de cilios exponiendo al epitelio a la formación