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Neumol Pediatr 2015; 10 (3): 118 - 123

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Neumonía por bacterias atípicas: mycoplasma y chlamydia pneumoniae

En cuanto a las técnicas serológicas por ELISA son

de fácil realización, más sensible que cultivo para infección

aguda y comparable a la reacción de polimerasa en cadena

en inmunocompetentes. La IgM se eleva luego de la primera

semana, y antecede en dos semanas la elevación de IgG;

sin embargo, pueden detectarse IgM hasta 12 meses tras la

infección aguda.

Las crioaglutininas son autoanticuerpos IgM, que

generan aglutinación de eritrocitos a 4ºC y se manifiestan en el

50% de las infecciones por

Mycoplasma pneumoniae

. Aparecen a

las dos semanas y desaparecen a las 6-8 semanas. Actualmente

están en desuso por tener baja sensibilidad y especificidad, ya

que se producen en una variada gama de infecciones como

Adenovirus y virus Epstein barr.

La reacción de polimerasa en cadena (PCR), es un

método relativamente nuevo, que busca identificar regiones

específicas del

Mycoplasma pneumoniae

(RNA ribosomal,

adhesina, p1, entre otros). Esta técnica tiene las ventajas de

que es altamente sensible, y rápida; sin embargo, al igual que el

cultivo, la correlación clínica es fundamental para interpretar un

resultado positivo como infección.

Realizar una recomendación en relación al estudio

diagnóstico de

Mycoplasma pneumoniae

es complejo. Un estudio

reciente ha comparado el uso de PCR versus serología. El

hallazgo más importante mencionado en este estudio es la gran

discordancia de resultados entre ambas pruebas, probablemente

atribuible a la persistencia serológica de la bacteria. Los autores

recomiendan el uso de ambas pruebas en forma complementaria

(13). En relación a esto nos parece que una conducta prudente

sería frente a una alta sospecha clínica de infección por

Mycoplasma, en el contexto de un paciente ambulatorio con

enfermedad leve, considerarlo como infección, sin necesidad

de realizar más test diagnósticos. Sin embargo en el caso de

un paciente hospitalizado, con mayor compromiso, utilizar las

técnicas disponibles, para lograr, junto a la evaluación clínica,

una mejor interpretación de ellas.

En relación al tratamiento de la infección por

Mycoplasma pneumoniae

la droga de elección es un macrólido,

la cual no tiene resistencia descrita y presenta la mayor

capacidad de acumulación en el espacio intracelular (14).

Entre estos, se prefiere azitromicina por su potencia y efecto

prolongado, además que permite administración una vez al día,

favoreciendo la adherencia. Sin embargo, el punto de discusión

radica en la real necesidad y los objetivos del tratamiento

farmacológico. Una revisión Cochrane que investigó la efectividad

del tratamiento antibacteriano para infección por

Mycoplasma

pneumoniae

incluyó 7 ensayos clínicos randomizados, cuya

mayor limitación es que los estudios incluían población

infectada por otros agentes infecciosos. Se observó en esta

revisión que no hubo diferencias en tratar a estos pacientes con

macrólidos versus tratar con otro antibiótico inefectivo contra

Mycoplasma pneumoniae

(generalmente amoxicilina). Sólo un

estudio mostró 100% resolución de síntomas en aquellos que

recibieron azitromicina versus 77% en aquellos tratados con

otros antibacterianos al mes de evolución. En esta revisión se

concluye que la evidencia disponible es insuficiente para realizar

una recomendación (15).

Una revisión más reciente con el mismo objetivo

incluyó 17 estudios, muestra que la diferencia de riesgo que

favorece el tratamiento no es significativa. Esta revisión menciona

Tabla 2.

Pruebas diagnósticas para Mycoplasma pneumoniae

ELISA: enzyme-linked immunosorbent assay

PCR: polymerase chain reaction.

Prueba

Sensibilidad (%)

Especificidad (%)

Cultivo

61

100

Inmunofluorescencia indirecta

78

92

ELISA

93 – 100

79 – 100

Crioaglutininas

30 – 50

50

PCR

78- 100

92-100