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Neumol Pediatr 2018; 13 (2): 61-64

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Síntomas respiratorios asociados a alergia alimentaria

2

COMPROMISO RESPIRATORIO

La presencia de síntomas respiratorios asociados a

la ingestión de alimentos ha sido descrita a diferentes edades,

en relación a reacción anafiláctica o por si sola. Debido a que

las manifestaciones gastrointestinales y cutáneas son mucho

más conocidas y frecuentes su aparición es poco evaluada en la

práctica clínica con excepción de aquellos síntomas severos

(4-6)

.

Se describen síntomas por compromiso no solo de la

mucosa nasal y bronquial, sino también del oído medio, debido

a producción local de IgE y liberación de mediadores de los

mastocitos, sumado a la oclusión de la trompa de Eustaquio por

edema nasofaríngeo

(4)

.

En relación a la progresión de las enfermedades

alérgicas durante la infancia algunos estudios muestran que la

sensibilización al huevo en periodo de lactante es un factor de

riesgo para sensibilización a aeroalergenos y asma en edades

posteriores, lo que no necesariamente está asociado a la

persistencia de alergia alimentaria

(6,7)

.

Asma bronquial

La alergia alimentaria es más frecuente en niños

pequeños pudiendo preceder la aparición de asma

(4)

. El asma

y la alergia alimentaria están asociadas, sin embargo, no está

claro si coexisten en niños con predisposición a enfermedades

atópicas o si pudiera existir una relación causal entre ellas

(4,5)

.

Lo que sí es conocido es que la alergia alimentaria es un factor

de riesgo de asma severa, mal control de la enfermedad y mayor

frecuencia de hospitalización

(8)

, además estudios indican que

pacientes con asma tienen 5 veces más riesgo de presentar

alergias alimentarias que la población general

(5)

.

A continuación se resumen algunas experiencias publicadas en

los últimos años:

Peters et al

(9)

: el objetivo de la investigación fue

buscar prevalencia de alergia alimentaria y otras enfermedades

alérgicas durante los primeros 4 años de vida en niños

australianos. Para esto reclutó al año de vida una cohorte de

5276 niños en quienes se había realizado un test cutáneo para

4 alimentos (mani, sésamo, huevo y proteína de leche de vaca

o camarones) y que habían presentado una induración > 1 mm.

A este grupo se le realizó un segundo test cutáneo para los

mismos alérgenos y medición de IgE específica, y posteriormente

en aquellos pacientes con alguno de los resultados positivos

se realizó además un test de provocación oral. La definición

de alergia alimentaria al año de vida en este grupo fue test de

provocación oral positivo y test cutáneo positivo con induración

> 2 mm y/o IgE especifica>0.35 kU/L. A los 4 años de edad

se realizó una encuesta a los padres buscando persistencia o

aparición síntomas asociados a alimentos. En aquellos niños

con historia de alergia alimentaria nuevamente se realizó test

cutáneo, IgE específica y test de provocación oral. La definición

de alergia alimentaria a los 4 años fue test de provocación oral

positivo y test cutáneo> 3 mm y/o IgE especifica > 0,35Uk/L.

Los resultados mostraron que la prevalencia de alergia

alimentaria al año y a los 4 años de vida fue de 11% y 3.8%

respectivamente.

El 13,8% de los niños tuvo diagnóstico médico de

asma, la prevalencia de síntomas de asma a los 4 años fue de

10,8%, un 27% había presentado a lo menos 1 episodio de

sibilancias durante el seguimiento y un 18% había sibilado los

últimos 12 meses. La prevalencia de rinitis alérgica fue de 8.3%

a los 4 años, 16,9% referían síntomas riníticos los últimos 12

meses. La prevalencia de eczema a los 4 años fue 16%, y un

27% declaró haber sido diagnosticado con eczema alguna vez

durante esos 4 años.

La sobreposición de enfermedades alérgicas en

los niños a los 4 años de edad fue: 13% de asma y eczema,

3% asma y alergia alimentaria ,16% asma, eczema y alergia

alimentaria y 9% alergia alimentaria y eczema.

Finalmente la frecuencia de cualquier enfermedad alérgica al

año de vida en esta cohorte fue de 32,1% y a los 4 años de

28,2%.

Los autores concluyen que a pesar de una disminución

de alergias entre el año y los 4 años de vida, su prevalencia aún

sigue siendo considerable a los 4 años.

Malmberg et al

(10)

: estudiaron la alergia a proteína

de leche de vaca como factor de riesgo de inflamación de

vía aérea e hiperreactividad bronquial a la edad de 8 años en

94 niños diagnosticados con alergia a proteína de vaca y 80

niños controles. Para esto se realizó medición de óxido nítrico

exhalado ( FeNo) y test de provocación bronquial con histamina

(PD 15% VEF1). Encontraron que los niños con alergia proteína

de leche de vaca que tenían IgE elevada presentaban niveles de

FeNO significativamente mayores que el grupo control, no así

los niños con alergia e IgE normal. Algo semejante ocurrió con la

prueba de histamina, encontrando PC15VEF1 significativamente

menor en los niños con alergia e IgE alta en relación al grupo

control y sin diferencia entre este último y los niños alérgicos

con IgE normal.

Krogulska et al

(11)

: el objetivo de su estudio fue evaluar

la prevalencia y el impacto clínico de la alergia alimentaria

mediada por IgE en escolares con asma. El diagnóstico de

alergia alimentaria se basó en cuestionario, medición de IgE y

prueba de provocación oral. Evaluaron una población de 362

niños entre 6-18 años diagnosticados como asmáticos atópicos

de acuerdo a criterios GINA con estudio funcional espirométrico

con respuesta broncodilatadora a

b

-2 agonistas (cambio VEF1

> 12%).

Según las respuestas de los padres, los síntomas

relacionados con alergia a alimentos fueron de piel en un

84,4%, digestivos en 55%, angioedema en 12,8%, tos en 2

niños (1,1%) y rinitis solo en 1 (0,6%). Sin embargo al realizar la

prueba de provocación oral (50 niños), un 36,6% presentó uno o

más síntomas respiratorios como congestión nasal, estornudos,

rinorrea, tos, disnea y/o sibilancias. La IgE específica para

alimentos fue positiva en 70/362 niños (19,7%)(valores> 0,35

kU /L). A estos niños se les sometió a una dieta de exclusión

encontrándose en 58 de ellos mejoría de los síntomas

respiratorios con esta medida.

Calamelli et al

(12)

: evaluaron 103 niños entre 7-19 años

(promedio 11 años) asmáticos según criterios GINA buscando

alergia alimentaria concomitante por medio de encuesta, test

cutáneo, IgE específica y finalmente test de provocación oral con

alimento. Un 23% (24 niños) presentaban alergia alimentaria, de

estos, en 21 se confirmó mediante provocación con alimento. Los

niños con alergia alimentaria tenían menor control de síntomas,