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ELECCIÓN DE TECNOLOGÍA Y ESCENARIO PARA SU REALIZACIÓN

La broncoscopía rígida es usada fundamentalmente para

procedimientos terapéuticos. Su óptica es de gran calidad y

resolución y permite el uso de pinzas fórceps y de biopsias a

través del lumen del broncoscopio. Requiere anestesia general

y su gran inconveniente es la limitada accesibilidad hacia la vía

aérea distal.

La broncoscopía flexible en cambio permite acceder hacia

zonas más distales de la vía aérea, así como el paso a través de

tubos endotraqueales y cánulas de traqueostomía. Su principal

indicación es con fines diagnósticos y la gran ventaja en relación

a los instrumentos rígidos es que puede ser realizada sólo con

sedación, en sala de procedimientos, con monitorización no

invasiva, permitiendo además evaluar la vía aérea de manera

dinámica lo que resulta fundamental en el estudio del paciente

con estridor. No obstante lo anterior, ambas técnicas son

complementarias siendo ejemplo de aquello el diagnóstico y

manejo del cuerpo extraño en vía aérea (4, 6).

BRONCOSCOPIA FLEXIBLE

Desde la introducción de la broncoscopía flexible en pediatría

a fines de los años 70, mucho se ha avanzado en el desarrollo

de equipos cada vez de menor diámetro y de mejor resolución

de imagen. En la actualidad se dispone de dos tipos de

instrumentos: los fibrobroncoscopios que están constituidos por

un cuerpo flexible que contiene haces de fibra óptica capaces

de formar la imagen en un visor y los videoendoscopios que

carecen de elemento ocular; en ellos el sistema de fibra óptica es

reemplazado por una videocámara ubicada en el extremo distal,

esta transmite la imagen a un video procesador y monitor. Este

instrumento presenta una mejor resolución y nitidez de imagen

que el fibrobroncoscopio. Ambos equipos deben poseer un canal

de trabajo para instilar soluciones, aspirar secreciones y usar

instrumentos. Existen de diferentes diámetros externos, siendo

el fibrobroncoscopio pediátrico clásico el de 3.6 mm con canal

de trabajo de 1.2 mm. El videoendoscopio pediátrico tiene 3.8

mm y canal de 1.2 mm, aunque el extremo distal alcanza 4.3

mm. En muchos centros se usa un instrumento de tecnología

“hibrida” ya que posee fibra óptica y videoprocesador. Tiene

2.8 mm de diámetro externo con canal de 1.2 mm y pareciera

ser el instrumento más dúctil, ya que incluso permite ser

usado en prematuros con fines diagnósticos y terapéuticos.

El fibrobroncoscopio o intuboscopio de 2.2 mm es el equipo

más delgado que existe, no tiene canal de trabajo y es útil

sólo para diagnóstico en recién nacidos prematuros, como

también para ayudar en intubaciones difíciles en niños con

tubos endotraqueales menores a 3.5. No obstante lo anterior,

parece razonable afirmar que el instrumento a utilizar va a

depender de las características del paciente, de su patología y

fundamentalmente de la indicación del examen. Hoy dia existe

consenso en que la tecnología más que ofrecer equipos finos y

ultradelgados debe trabajar en mejorar la calidad de la imagen

que se obtiene (2, 6).

El desarrollo de estrategias de sedación, anestesia inhalatoria y

endovenosa permite tiempos endoscópicos apropiados en sala

de procedimiento ad –hoc de endoscopia usando sedoanalgesia

intermedia o en pabellón general usando sedación profunda

y/o anestesia general. Siempre el abordaje transnasal permite

una visualización más completa y dinámica de la vía aérea. Sin

embargo, para procedimientos invasivos y terapéuticos más

largos, la realización del examen a través del tubo endotraqueal

con anestesia general da mayores márgenes de seguridad, aún

cuando la movilidad del equipo en el interior de la vía aérea y

la ventilación del paciente pueden ser interferidas (3, 4). En

estas circunstancias la utilización de mascarillas laringeas es

de gran ayuda, permitiendo un buen y rápido acceso a la región

subglótica y vía aérea distal (7).

Indicaciones para el estudio endoscópico de la vía aérea

La broncoscopía flexible puede ser indicada con fines

diagnósticos y también terapéuticos. La utilidad diagnóstica está

dada por la inspección de la vía aérea (anatomía, estructura,

dinámica y contenido) y por la obtención de muestras.

Endoscopia respiratoria con fines diagnósticos

Las principales indicaciones diagnósticas incluyen el estudio

del paciente con estridor (congénito o adquirido), sibilancias

persistentes o recurrentes, neumonías o atelectasias

persistentes o recurrentes, sospecha de cuerpo extraño,

sospecha de malformación de la vía aérea, tos crónica, apneas

obstructivas, hemoptisis y estudio de fistula traqueoesofágica.

Además la broncoscopía flexible es relevante en la evaluación

del paciente con via aérea artificial que presenta dependencia

de ventilación mecánica o dificultad para extubar. Forma parte

también de la evaluación de rutina del niño traqueostomizado.

Por otro lado a través de la obtención de muestras (lavado

broncoaveolar, cepillado y biopsia) permite el diagnóstico de

patología parenquimatosa en pacientes inmunosuprimidos

con infiltrados pulmonares, en niños con neumonías graves o

de evolución tórpida y en aquellos pacientes con sospecha de

enfermedad intersticial o hemosiderosis pulmonar idiopática. La

biopsia de mucosa resulta útil en el diagnóstico de disquinesia

ciliar y la biopsia transbronquial en el seguimiento del paciente

transplantado, aunque existe poca experiencia de su uso en

pediatría (4, 8, 9).

El rendimiento diagnóstico del lavado broncoalveolar en el

huésped inmunosuprimido es variable. Depende de la técnica

utilizada, el tipo de paciente, la patología de base, el momento

evolutivo y el laboratorio disponible. En el paciente oncológico

oscila entre 28 y 57%. Resultados negativos también son

importantes para la toma de decisiones terapéuticas. En

pacientes oncológicos con infiltrados pulmonares y neutropenia

febril la toma de lavado está indicada en aquellos niños con

infiltrados localizados refractarios al tratamiento antibiótico

inicial después de 72 hrs y en aquellos con infiltrados difusos.

En pacientes VIH debe hacerse lavado en aquellos niños con

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Neumol Pediatr 2014; 9 (3): 102-107

Nuevos desafíos en broncoscopía pediátrica