Fotografía y cáncer de piel
Combinación de imágenes y autoexploración sería un buen método para mejorar la exactitud del diagnóstico del melanoma
Lesiones cutáneas gruesas suelen ser identificadas como el factor pronóstico más importante para melanoma primario, en donde la supervivencia suele ser inversamente proporcional al tamaño de la lesión, de igual forma, la detección temprana de las lesiones aumenta la sobre vivencia. Tasas de 5 años de supervivencia en pacientes con melanomas menores a 1mm de densidad llegan a un 94% comparado con el 50% para la presencia de melanomas mayores a 3mm. Estas evidencias sugieren que la identificación y escisión de las lesiones pueden ser muy importantes en la reducción de la mortalidad por cáncer de piel. La Academia Americana de Dermatología destaca y recomienda la importancia de los autoexámenes rutinarios para la detección de nuevas formas y/o de los cambios en las lesiones dérmicas antiguas. Anteriores investigaciones, ya sugerían que la autoexploración podría asociarse a una reducción del riesgo de melanoma, hasta el punto de ser ciertamente efectiva en la detección de pequeños cambios en los lunares displásicos.
Con el objetivo de determinar la sensibilidad y la especificidad de la autoexploración de la piel (AEP) y así poder detectar la aparición de nuevos lunares, o los cambios en ellos, mediante fotografías digitales en pacientes con nevos atípicos (lesión cutánea, lunares pigmentados con bordes irregulares que han modificado su forma original, y que se consideran uno de los principales factores de riesgo para la aparición de un melanoma), dermatólogos del “Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva Cork”, diseñaron un estudio piloto que consistió en realizar varias fotografías digitales a 50 pacientes que presentasen por lo menos cinco nevos.
Con copias de imágenes digitales de espalda, pecho y abdomen, los pacientes eran enviados a sus casas, donde podían emplearlas como referencia para sus propias autoexploraciones. En visitas posteriores, los expertos modificaban algunos de los lunares de los participantes mediante lápices correctores, dándoles una forma y un borde anormal, empleando el color que más se asemejase a lunares reales para alterarlos en tamaño y aspecto.
Los resultados obtenidos en el estudio dermatológico, señalaron que la sensibilidad y la especificidad de la autoexploración en la detección de lunares nuevos y alterados sin fotografía fue de un 60.2% y de un 96.2%, respectivamente. La autoexaminación de la piel con fotografías rindió una sensibilidad y una especificidad del 72.4% y del 98.4%, respectivamente. Los resultados eran similares cuando fueron estratificados por sitio (espalda versus pecho o abdomen). La sensibilidad y la especificidad para nuevos nevos fueron más altas comparadas con los lunares alterados.
En conclusión, el empleo de la fotografía mejora la exactitud del diagnóstico de la autoexploración en la parte posterior del cuerpo, en el pecho y en el abdomen, mejorando también la detección de cambios en los nevos y la aparición de otros. Los resultados sugieren que la fotografía digital, en conjunto con la autoexploración puede ser eficaz en mejorar la exactitud del diagnóstico de los pacientes que realizan una propia evaluación.
Fuente bibliográfica
Arch Dermatol 2004; 140(1):57-62