Infectología
Seguridad y adherencia del esquema rifampina más pirazinamida para el tratamiento de la tuberculosis latente
El tratamiento de la tuberculosis latente (TL) es una prioridad importante en la erradicación de la tuberculosis en los Estados Unidos. Desafortunadamente, regímenes con eficacia demostrada requieren de 6 a 9 meses de tiempo, además, se asocian a hepatotoxicidad y a menudo tienen tasas bajas de eficacia en poblaciones de alto riesgo. Recientes estudios han evaluado esquemas de dos meses con rifampina más pirazinamida (RIF/PZA) en individuos infectados por VIH, en quienes el riesgo de desarrollar tuberculosis aumenta considerablemente. El régimen medicamentoso parece prometedor debido a una duración relativamente corta de la terapia, mejorando los índices de adherencia y bajando los efectos secundarios. Aunque este tratamiento fue estudiado en personas infectadas por el VIH, los peligros y las ventajas fueron extrapolados para aplicarse a pacientes sin VIH, sobre esta base, las guías de tratamiento para la tuberculosis latente de la Sociedad Americana del Tórax y el CDC del año 2000, incluyeron un régimen de 2 meses como esquema aceptable para personas con y sin infección por VIH. Desde entonces, los informes sobre casos de hepatitis severa y fatal han elevado las preocupaciones por la seguridad de este modelo.
Infectólogos de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, Estados Unidos) evaluaron la seguridad y la tolerabilidad de dicho régimen para la tuberculosis latente en un grupo de pacientes del Condado de Wake. El estudio consideró a ciento catorce personas que habían recibido al menos una dosis de rifampina/pirazinamida, entre diciembre de 1999 y mayo de 2002; 60.5% de éstas se encontraban sin hogar, y por lo menos el 17% bebía alcohol en exceso. Esta cohorte se consideró diversa, representativa y probable, respecto a los pacientes que reciben RIF/PZA en los servicios de salud a través de los Estados Unidos.
Los pacientes fueron tratados con dosis diarias de rifampina (10mg/kg, con un máximo diario de 600mg) más pirazinamida (20mg/kg, con un máximo diario de 2000mg). Setenta y siete enfermos (67.5%) terminaron completamente los dos meses de tratamiento. Nueve pacientes tenían historial de hepatitis viral o de hepatitis crónica. Cuatro de 114 (3.5%; intervalo de confianza del 95%, 1.0 a 8.7%) desarrollaron hepatitis durante la terapia y otros dos presentaron síntomas de hepatitis pero no fueron reportadas como tal en base a pruebas de laboratorio (5.3% de hepatitis, entre confirmados y sospechosos; IC del 95%, 2.0 a 11.1%). Ninguno de los enfermos que desarrolló hepatitis tenía historia previa de hepatitis viral o de enfermedad hepática y ninguno había sido previamente tratado con isoniazida, tampoco, nadie murió o fue hospitalizado debido a los efectos secundarios de la droga. El modelo de manejo rifampina/pirazinamida para la tuberculosis latente fue asociado a un índice perceptiblemente más alto de hepatitis que el descrito previamente con isoniazida, pero dando el primer esquema, altas tasas de adherencia y término. Los efectos secundarios más comunes asociados a la terapia fueron erupción cutánea y trastornos gastrointestinales, la mayoría de los pacientes que experimentaron estos síntomas pudo continuar con el tratamiento.
El Dr. Jason E. Scout y colaboradores, autores de la investigación, concluyen que el régimen rifampina/pirazinamida para la infección latente de la tuberculosis, puede ser muy útil en grupos de pacientes con considerables riesgos, tradicionalmente poco adherentes a otros tipos de manejo, eso sí, habría que considerar una cuidadosa supervisión respecto a la toxicidad de los medicamentos.
Fuente bibliográfica
Am J Respir Crit Care Med 2003; 167(6): 824–827