Salud mental
La OMS alerta sobre la alta prevalencia de trastornos mentales graves no tratados
Aunque los exámenes para desórdenes mentales se han realizado desde finales de la segunda guerra mundial, las comparaciones internacionales han sido obstaculizadas por inconsistencias en los métodos de diagnóstico. Esta situación cambió en los años 80 con el desarrollo da la entrevista DIS (Diagnostic Interview Schedule) del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, la primera entrevista de diagnóstico psiquiátrica diseñada para uso de los entrevistadores. El DIS fue utilizado inicialmente en estudios epidemiológicos en el área de la captación de los EE.UU. y posteriormente en similares exámenes realizados en otros países durante la década del 80. Los resultados fueron recopilados posteriormente en los 90 en una serie de importantes artículos internacionales que demostraron que los desórdenes mentales son altamente frecuentes. De hecho, el predominio de la enfermedad mental era generalmente más alto que el de cualquier otra clase de condición crónica, lo que documentaba en el papel que las patologías mentales tienen fuertes efectos en la función humana, más que muchas otras enfermedades físicas crónicas serias.
En general, poco se sabe sobre el grado o severidad de los desórdenes mentales no tratados, especialmente en países menos desarrollados. Los autores de la investigación (Harvard Medical School, Estados Unidos) realizada para The WHO World Mental Health Survey Consortium, analizaron los datos de 60.463 entrevistas a domicilio, todas a personas adultas y de un universo de 14 países, para estimar la prevalencia, gravedad y tratamiento de los trastornos mentales. Las encuestas, se realizaron entre 2001 y 2003 en América (Colombia, México y Estados Unidos), Europa (Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia y Ucrania), Asia (Líbano, Japón, República Popular China) y África (Nigeria). En el estudio, se utilizó la clasificación de países desarrollados o en vías de desarrollo, elaborada por el Banco Mundial.
Así, se observó que la prevalencia de trastornos mentales en el año inmediatamente anterior al de alguna alteración, según la clasificación WMH-CID/DSM-IV, variaba ampliamente de un 4,3% en Shanghai a un 26,4% en Estados Unidos. Por su parte, un 33,1% de los casos en Colombia y un 80,9% de los casos en Nigeria, resultaron ser cuadros de trastornos mentales leves. Serios desórdenes fueron asociados a una considerable inhabilidad funcional. Pese a que la gravedad de los trastornos se correlacionó con la disponibilidad de tratamientos en casi todos los países, entre un 35,5% y un 50,3% de los casos graves, en países desarrollados, y entre un 76,3% y un 85,4% de estos casos, en países en vías de desarrollo, no recibieron tratamiento en los 12 meses anteriores a la encuesta. Debido al alto predominio de casos leves, el número de los que recibieron tratamiento excedió lejos el número de casos serios no tratados en cada país.
Es así, como los autores concluyen que una intervención temprana evita la progresión de la enfermedad y que un “tratamiento a tiempo” puede resultar ser realmente rentable, sin embargo, resulta difícil actuar sobre esta base porque se carece de buena información sobre las características de los casos leves que predicen el riesgo de progresión a trastornos más graves, o acerca de la eficacia de las intervenciones para los casos leves a la hora de evitar esta progresión. La redistribución de recursos resulta clave para disminuir notablemente el problema de la necesidad no abordada de tratamiento de los problemas de salud mental.
Fuente bibliográfica
JAMA 2004 Jun 2; 291(21):2581-90