Ritmos conductuales
Lactantes expuestos a la luz del día duermen mejor durante la noche
Los bebés que lloran inconsolablemente por largos períodos pueden representar un importante factor quebrantador en la familia, generando relaciones diferenciadas, sensaciones de culpabilidad, inadaptabilidad y pérdida de control de los padres. La investigación médica ha establecido una tendencia para que el llanto inexplicado emerja entre las 6 y 8 semanas de edad, con momentos álgidos a principios o finales de la tarde. A estos infantes a menudo se les describe como padecedores de cólicos, aunque la alimentación o factores gastrointestinales no se relacionen de alguna manera. El valor de esta explicación es por lo tanto cuestionable, el llanto persistente de la tarde se correlaciona altamente con patrones deficientes de sueño, los niños que lloran persistentemente duermen un promedio de 77 minutos menos que aquellos que lo hacen de forma moderada. También se ha demostrado la existencia de actividad gritadora durante la tarde en lactantes normales con edades entre 1 y 3 meses.
En el otro extremo de la vida, las observaciones de agitación y de trastornos durante la tarde en pacientes ancianos, mencionado en la literatura como “sundowning”, se relaciona con el sueño interrumpido e indicaciones fisiológicas de alteraciones del ritmo circadiano. El 12.3% de los residentes de clínicas de reposo muestran “sundowning” al inicio y al final de la tarde, aproximadamente a la misma hora en que la agitación infantil se atribuye típicamente a un cólico. La luz es un regulador importante del sistema circadiano y tiene un efecto directo en la secreción de melatonina, la luz ambiente de las clínicas de reposo se asocia a niveles de calidad y actividad del sueño, se ha sugerido entonces que el “sundowning” en adultos mayores mejore con melatonina y exposición cuidadosamente y sincronizada a la luz. Al estudiarse a lactantes entre el nacimiento y los 2 años de edad, se ha encontrado que las diferencias día/noche para el índice de secreción de melatonina emergen aproximadamente entre los 27 y 41 días de edad, de hecho, al compararse con niños entre 26 y 37 semanas se descubrió que estos últimos se asemejaban más a los adultos respecto al ritmo circadiano y a las concentraciones de melatonina (niveles altos durante la tarde comparado con las horas de la mañana). Además, experimentaban una mejor calidad del sueño (temprano inicio y menos fragmentación en la noche) que aquellos con ritmos día/noche menos maduros.
El principal objetivo del actual estudio (Yvonne Harrison, Universidad John Moores, Liverpool, Reino Unido) fue establecer la relación entre la exposición a la luz, patrones de sueño y el llanto o griterío en bebés jóvenes, sanos, de término y que seguían una rutina doméstica normal, los padres instalaban una lámpara en los coches de los niños o en la cuna, además anotaban en un diario las horas de sueño y de llantos de sus hijos. Se supervisaron 26 varones y 30 hembras durante tres días consecutivos a las 6, 9 y 12 semanas de edad. Hubo picks de llantos a principios de la tarde que estuvieron asociados a sueños reducidos durante 6 semanas. A través de los días había un cambio gradual hacia una mayor proporción de sueño durante la noche. Dormir bien durante las primeras 6 semanas era una buena indicación de más sueño de noche en las semanas 9 y 12. Los bebés que durmieron bien en la noche habían sido expuestos considerablemente a más luz durante períodos tempranos de la tarde. Estos datos sugieren que la luz influenciaría el desarrollo del sistema circadiano.
Fuente bibliográfica
J. Sleep Res 2004 Dec, 13(4): 345-352