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12 Mayo 2003

Cicatrización de heridas crónicas refractarias aplicando células madre de médula ósea

La utilización de células derivadas de la médula ósea, cuando se aplican directamente sobre las heridas crónicas refractarias, son capaces de conseguir una buena cicatrización. Se trata sólo de un pequeño estudio preliminar, pero estos resultados son muy alentadores.

La médula ósea parece ser un candidato lógico para el tratamiento de heridas crónicas ya que contiene células madre mesenquimales y células multipotenciales, precursoras de las células inflamatorias, las cuales participan en curación de heridas junto con factores estimulantes de colonia derivados de monocitos y granulocitos, que acelerarían este proceso.

Dado que estudios previos han demostrado la gran plasticidad de las células madre de médula ósea, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, se plantearon la hipótesis que una aplicación autóloga de células de la médula ósea sobre las úlceras crónicas permitiría generar células nuevas de la piel y facilitar la curación de heridas.

Seleccionaron tres pacientes con heridas que llevaban más de un año sin resolverse, a los cuales no era posible someterlos a corrección quirúrgica y se habían comportado de forma refractaria al todo tipo de tratamientos incluyendo, entre otras cosas, la aplicación de piel sintética obtenida por bioingeniería e injertos autólogos de piel.

Tras la aplicación de células de médula ósea, se consiguió en todos los casos el completo cierre de las heridas y mediante biopsia se evidenció una remodelación de la dermis. Este último hallazgo sugiere que efectivamente se produce el injerto de células nuevas. De igual forma se observó una cicatrización clínica e histológica en todos los pacientes estudiados.

Para los autores, el hecho de que las células madre obtenidas a partir de un cultivo fuesen tan eficaces como las extraídas directamente de aspirados medulares, sugiere que las células progenitoras de la dermis no se pierden durante el proceso de cultivo. Esta circunstancia abre la posibilidad de expandir muy eficazmente la población de células utilizadas en el autoinjerto, facilitando tremendamente la aplicabilidad clínica de este procedimiento.

Este estudio sugiere además que el próximo paso sea la caracterización exacta de las células que consiguen prender en la herida y la búsqueda de factores solubles enriquecedores que favorezcan este proceso. Se trata de identificar los subtipos de progenitores de célula dérmicas que mejor consigan reparar y estimular el cierre de las heridas.

Fuente bibliográfica

Arch Dermatol. 2003;139:510-516

Ciencia y Medicina

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