Alteraciones del sueño a consecuencia de la COVID-19
Reportan una mayor incidencia de insomnio en personas que superaron la infección sin hospitalización, la cual aumenta en presencia de trastornos de ansiedad y depresión.
Se han descrito más de 200 síntomas post-COVID-19, y el insomnio es uno de los más comunes en pacientes hospitalizados. Dentro de los factores de riesgo reportados para este síntoma se encuentran, ser mujer, joven y tener un mayor nivel laboral y educativo. Además, se ha demostrado que los trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático aumentan la probabilidad de esta alteración del sueño después de la infección.
Este estudio, desarrollado por Huong T. Xuan Hoang y colaboradores de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Phenikaa en Vietnam, tuvo como objetivo evaluar la prevalencia del trastorno del sueño e identificar su asociación con la depresión y ansiedad, entre la población recuperada de COVID-19 que no fue hospitalizada.
Se realizó una encuesta transversal en línea a 1.056 sobrevivientes que no requirieron hospitalización, dentro de los 6 meses posteriores a la infección. Se utilizaron los cuestionarios Insomnia Severity Index y Depression Anxiety and Stress Scale-14. Examinaron las asociaciones entre la puntuación de depresión y ansiedad, y el nivel de insomnio de los participantes.
La prevalencia de insomnio fue del 76,1%, y dentro de estas personas, el 22,8% presentaron el trastorno del sueño de tipo grave. Un tercio de los participantes informó una peor calidad del mismo, una duración más corta y más dificultad para conciliarlo, y la mitad reportó tener más noches sin dormir después de la enfermedad. Aquellos con depresión (OR= 3,45; IC 95%, 1,87–6,34) o ansiedad (OR= 3,93; IC 95%, 2,52–6,13) tuvieron probabilidades significativamente mayores de desarrollar este síntoma. Otros factores de riesgo incluyeron enfermedades crónicas preexistentes y un nivel educativo más alto, mientras que los síntomas y la duración del cuador viral, no se asociaron significativamente.
Estos resultados muestran la alta incidencia de insomnio entre los sobrevivientes de COVID-19 no hospitalizados y la asociación significativa de la depresión y la ansiedad en el desarrollo de este trastorno. Se resalta la necesidad de intervenciones integrales que aborden la salud psicológica y del sueño en esta población.
