Epidemiología
Dormir a la misma hora fomenta el desarrollo intelectual de los niños
Estos hallazgos sugieren que diferentes horas de dormir, especialmente a edades muy tempranas y/o a lo largo de la primera infancia, tiene relación directa con el desarrollo cognitivo de los niños.
El sueño tiene un papel crucial y complejo en el mantenimiento de la salud y la función, y está regulado por una combinación de fenómenos sociales y biológicos. Por otra parte, el desarrollo infantil temprano tiene profundas influencias en la salud y el bienestar a través del ciclo vital. Por lo tanto, reducir o interrumpir el sueño, sobre todo si ocurre en momentos clave del desarrollo, podría tener un impacto importante en la salud durante toda la vida.
En este artículo, docentes del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del Colegio Universitario de Londres, Reino Unido, analizaron si la hora de dormir en la primera infancia está relacionada con resultados de pruebas cognitivas a los 7 años de edad. Se examinaron los datos sobre horas de acostarse y pruebas cognitivas (puntuaciones z) para la lectura, las matemáticas y habilidades espaciales de 11.178 niños.
A los 7 años, no tener un horario regular para dormir se relacionó con menores puntajes en las pruebas cognitivas en las niñas: lectura (β: -0,22), matemáticas (β: -0,26) y espacial (β: -0,15), pero no en niños. Ir a la cama de forma no regular a los 3 años se vinculó de manera independiente, en niñas y niños, con menores puntuaciones de lectura (β: -0,10 a -0,20), matemáticas (β: -0,16 a -0,11) y espacial (β: -0,13 a -0,16). Fueron evidentes las relaciones acumulativas. Las niñas que no tenían horarios regulares a los 3, 5 y 7 años poseían puntuaciones significativamente más bajas de lectura (β: -0,36), matemáticas (β: -0,51) y espacial (β: -0,40), mientras que para los chicos las puntuaciones a diferentes edades (3, 5 o 7 años) eran: lectura (β: -0,28), matemáticas (β: -0,22) y espacial (β: -0,26). Los niños con horas de dormir no habituales a tres edades (3, 5 y 7 años) no estuvieron significativamente relacionados con menores niveles de lectura, matemáticas y espacial.
Los autores concluyen que el carácter sistemático de la hora de acostarse durante la primera infancia está relacionado con el rendimiento cognitivo. Dada la importancia del desarrollo infantil temprano, este hábito puede perfectamente interferir en los efectos sobre la salud durante la vida.
