Salud Pública
Menos sodio y más potasio evita las enfermedades renales, cerebrales y cardiovasculares
En los Estados Unidos, las recomendaciones y directrices actuales hacen hincapié en una reducción en la ingesta de sal y un aumento simultáneo del consumo de potasio en la dieta.
Durante el siglo pasado, la investigación médica ha experimentado una transición epidemiológica clásica, con el cambio de enfoque de las cuestiones de salud pública relacionadas con las enfermedades infecciosas infantiles, deficiencias nutricionales y epidemias no transmisibles, incluyendo la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, la diabetes mellitus y la enfermedad renal crónica. Aunque estas condiciones pueden tener una predisposición genética, existe una fuerte asociación con las influencias del medio ambiente, en especial con el estilo de vida.
El objetivo de esta revisión (Universidad de Alabama, en Birmingham, Birmingham, Estados Unidos) fue proporcionar una síntesis de la evidencia sobre el efecto de la sal y la ingesta de potasio en la dieta sobre la presión sanguínea, las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad. Se utilizaron estrategias de búsqueda en diversas bases de datos para encontrar los estudios más relevantes, además, se incluyeron ensayos aleatorios sobre el impacto de reducir la sal y aumenta el potasio sobre la presión arterial, el daño de órganos diana, la enfermedad cardiovascular y mortalidad.
Se identificaron cincuenta y dos publicaciones a partir del 1 de enero de 1990 y el 31 de enero de 2013. La evidencia de estos estudios demostró que la ingesta elevada de sal no sólo aumenta la presión de la sangre sino que también desempeña un papel en la disfunción endotelial, la estructura y función cardiovascular, la albuminuria y progresión de la enfermedad renal, y la morbilidad y mortalidad cardiovascular en la población general. Por el contrario, el consumo de potasio atenúa estos efectos, mostrando una vinculación con la reducción de las tasas de accidente cerebrovascular y el riesgo de enfermedad cardiovascular. Varias sub-poblaciones, como las personas con sobrepeso, obesos y adultos mayores, presentaban una mayor sensibilidad a los efectos de la reducción de la sal, obteniendo los mayores beneficios. Una dieta que incluya la restricción moderada de sal y aumente la ingesta de potasio sirve como estrategia para prevenir o controlar la hipertensión y disminuir la morbilidad y mortalidad cardiovascular.
Por lo tanto, una gran cantidad de evidencia apoya la reducción de sodio y recomienda el consumo de potasio en la dieta, lo que coincide con las actuales directrices que apuntan a un esfuerzo en salud pública para prevenir la enfermedad renal, el accidente cerebrovascular y enfermedad cardiovascular.
