Obesidad en adolescentes generaría problemas renales
Jóvenes con un índice de masa corporal elevado tienen mayor propensión a desarrollar enfermedad renal crónica antes de los 45 años, especialmente, cuando existe acumulación excesiva de grasa.
Las tasas de obesidad en adolescentes va en aumento. Esta tendencia es preocupante debido a su conexión con ciertas afecciones, como diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer y mortalidad por todas las causas. Aunque la asociación entre la obesidad y la enfermedad renal crónica (ERC) en adultos está bien establecida, la evidencia de la relaciónon con adolescentes es limitada.
El objetivo de este trabajo fue evaluar la asociación entre el índice de masa corporal (IMC) en la pubertad y la enfermedad renal crónica temprana en adultos jóvenes (menores de 45 años).
La cohorte vinculó los datos de las evaluaciones médicas obligatorias de 629.168 adolescentes israelíes (16-20 años) con los registros de ERC de un sistema nacional de atención de salud. Se excluyeron las personas con patología renal, albuminuria, hipertensión, disglucemia o datos faltantes de IMC y presión arterial. El seguimiento comenzó en el momento de la evaluación médica y finalizó con la aparición de la ERC temprana, o al término del ensayo. La ERC temprana se definió como la patología en estadio 1 a 2 por albuminuria moderada o gravemente aumentada, con una tasa de filtración glomerular estimada de 60 ml/min/1,73 m2 o superior.
De los 629.168 adolescentes evaluados, 593.660 (edad media al inicio del estudio: 17,2 años; 323.293 [54,5%] hombres, 270.367 [45,5%] mujeres) se incluyeron en el análisis. Durante un seguimiento promedio de 13,4 años, 1.963 adolescentes (0,3%) desarrollaron ERC temprana. Los índices de riesgo ajustados (IC del 95%) fueron 1,8 y 1,4 para jóvenes con IMC de normal a alto, 4 y 2,3 para aquellos con sobrepeso, 6,7 y 2,7 para los que presentaban obesidad leve y 9,4 y 4,3 para los que tenían obesidad severa, en el caso de los hombres y mujeres, respectivamente. Los resultados fueron similares cuando la cohorte se limitó a individuos aparentemente sanos en la adolescencia, personas encuestadas hasta los 30 años o aquellas que no padecían diabetes ni hipertensión al final del seguimiento.
En conclusión, un IMC alto al final de la adolescencia se asoció con la ERC temprana en la etapa de adulto joven. La incidencia también estaba presente en individuos aparentemente sanos con un IMC normal-alto y antes de los 30 años, y este se incrementó con la obesidad severa. Estos hallazgos resaltan la importancia de mitigar las tasas de obesidad en adolescentes y controlar los factores de riesgo de enfermedad renal en este grupo etario con un IMC elevado.
