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El SARS-CoV-2 es una cepa del coronavirus relacionado con el síndrome respiratorio agudo severo, miembro de la familia Coronaviridae y el agente responsable de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-2019, por su sigla en inglés). Esta infección emergente de las vías respiratorias ha provocado más de 75 millones de casos confirmados y casi 1,6 millones de muertes hasta el 22 de diciembre de 2020, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Mientras que la mayoría de los pacientes con COVID-19 presentan síntomas leves, casi 14% de los casos confirmados desarrollan cuadros graves que requieren hospitalización y soporte de oxígeno, 5% necesitan ingreso en unidades de cuidados intensivos y alrededor de 2% mueren. Los casos graves suelen complicarse con el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), sepsis y shock séptico, lo que provoca daños multiorgánicos. Los pacientes con COVID-19 grave y SDRA suelen presentar una respuesta inmunitaria exacerbada, caracterizada por niveles excesivos de citoquinas proinflamatorias y daño tisular generalizado; el llamado síndrome de tormenta de citoquinas. De hecho, la mortalidad por COVID-19 se ha asociado a niveles séricos elevados de interleucina-6 (IL-6), proteína C reactiva (PCR), dímero D y ferritina, lo que sugiere una clara relación entre la gravedad de la enfermedad y una hiperinflamación no resuelta provocada por el virus.

El papel de la cavidad oral en la COVID-19 ha sido controvertido. Aunque pruebas recientes sugieren un papel relevante de la mucosa oral en la transmisión y patogenicidad del virus, no se ha demostrado la exposición oral a la enfermedad como riesgo de mayor gravedad de la COVID-19. 

La periodontitis es una de las enfermedades inflamatorias crónicas no transmisibles (ENT) más prevalentes. El Estudio de la Carga Mundial de la Enfermedad y otros estudios epidemiológicos han informado que 50% de los adultos está afectado por periodontitis leve a moderada, y 10% por la forma grave de la patología, lo que la convierte en la sexta condición más prevalente que afecta a la población. La periodontitis severa se caracteriza por la destrucción del aparato de fijación del diente, y pérdida de dientes si no se trata. Esta presenta una inflamación crónica, en respuesta a una disbiosis en el biofilm subgingival, que conduce con frecuencia a una inflamación sistémica de bajo grado y a un aumento de los niveles de citoquinas, como el factor de necrosis tumoral-α (TNF-α), interleucina (IL)-1β, IL-4, IL-6 y IL-10, así como la PCR y ferritina.

Estudios epidemiológicos, experimentales y de intervención han demostrado que la periodontitis también puede afectar a la salud sistémica. De hecho, se ha asociado de forma independiente con varias ENT, como diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso mortalidad prematura. Además, existen evidencias de que el tratamiento periodontal conlleva una mejora del control glucémico en pacientes con diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, así como una mejora de la función renal asociada a la diabetes. El tratamiento de la periodontitis también mejora el equilibrio del metabolismo de los lípidos y glucosa, y los biomarcadores asociados a la aterosclerosis, como los niveles séricos de PCR, IL-6, fibrinógeno e IL-1 β. 

A pesar de que tanto la periodontitis como la COVID-19 se han asociado con muchas comorbilidades comunes, no hay evidencia de una posible asociación directa entre estas dos enfermedades. Un grupo de investigadores de la Corporación Medica Hamad de Catar, se propuso estimar el grado de asociación de la periodontitis con las complicaciones en la COVID-19. 

El equipo realizó un estudio de casos y controles utilizando los registros sanitarios electrónicos nacionales del Estado de Qatar entre febrero y julio de 2020. Se incluyeron 568 pacientes que se separaron en un grupo de pacientes que sufrieron complicaciones de COVID-19 (muerte, ingresos en la UCI o ventilación asistida), y otro de controles, que fueron pacientes de COVID-19 dados de alta sin complicaciones importantes. Las condiciones periodontales se evaluaron mediante radiografías dentales de la misma base de datos. Las asociaciones entre la periodontitis y las complicaciones de la enfermedad viral se analizaron mediante modelos de regresión logística ajustados por factores demográficos, médicos y de conducta.

Tras ajustar los posibles factores de confusión, la periodontitis se asoció con las complicaciones de COVID-19, incluyendo: muerte (OR = 8,81; IC del 95%: 1,00-77,7), ingreso a UCI (OR = 3,54; IC del 95%: 1,39-9,05) y la necesidad de ventilación asistida (OR = 4,57; IC del 95%: 1,19-17,4). Asimismo, los niveles sanguíneos de glóbulos blancos, dímero D y proteína C reactiva fueron significativamente más elevados en los pacientes de COVID-19 con periodontitis.

Estos resultados permiten concluir que la periodontitis se asoció con un mayor riesgo de ingreso en la UCI, necesidad de ventilación asistida y muerte de los pacientes con COVID-19, y con un aumento de los niveles sanguíneos de biomarcadores vinculados a peor pronóstico de la enfermedad.