

noviembre
2015.
Volumen
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imperante. Junto a ello, la pobreza del país en
esos tiempos, las pésimas condiciones sanitarias,
el alcoholismo y la prostitución eran flagelos que
atacaban sin previo aviso. Era frecuente en
aquellos tiempos que muchos niños que se
hospitalizaban, no dormían en sus cunas. No era
su costumbre. En las noches, cuando se hacía
presente la “Guardia Médica”, las auxiliares
informaban que aquellos niños que se acostaban
en el suelo, cerca de la calefacción, no podían
dormir de otra manera. En la jerga médica eran
denominados “los niños de cajón”, dado que en
su casa dormían en un cajón grande que
correspondía a los así denominados cajones
azucareros. Por otra parte, con alguna frecuencia,
se observaba al “niño del carro”, aludiendo a
niños que llegaban con la amputación de alguna
extremidad (habitualmente inferior), al sufrir el
atropello por un carro o tranvía. De hecho, a
menos de una cuadra del hospital había una
estación terminal de estos tranvías y mucho de
ellos circulaban por las calles Avenida Matta,
Portugal, Santa Rosa, Victoria, San Diego.
Convencido de que una Residencia médica bien
organizada constituye la mejor garantía de una
atención correcta, continua y eficiente, el equipo
liderado por el Dr. Prieto se enfoca al problema
de su reorganización. Como ya se ha mencionado,
en los primeros años de vida del Hospital las
tareas de residente fueron desempeñadas de
hecho por el médico jefe del establecimiento.
Posteriormente se crearon dos cargos de residente,
un internista y un cirujano. En el año
1938
los
residentes llegaron a ser tres, que ejercían sus
funciones en días alternos.
El primer paso dado en beneficio de la
reorganización de la residencia del Hospital fue la
incorporación de una cuarta plaza de médico con
el fin de lograr la creación de un equipo de dos
internistas y dos cirujanos y de implantar el
servicio de residencia sobre la base de turnos
cortos y sucesivos; fue así como a partir del año
1939
la residencia fue ejercida por cuatro médicos
y según el sistema de relevos. Siempre con el
objetivo de lograr un mayor perfeccionamiento
para este servicio y a través de la observación de
los hechos diarios que ocurrían, se vislumbró en
aquella época la idea de fundar un servicio de
guardia permanente y de primeros auxilios sobre
la base del personal de médicos residentes en
funciones. La idea encontró nuevo fundamento
en los frecuentes reclamos interpuestos por la
Asistencia Pública en el sentido de que la clientela
infantil que llegaba a sus servicios y que era
referida a los hospitales de niños no era bien
atendida en estas instituciones. La irregularidad
notada tenía su explicación en el hecho de que
los turnos de residentes eran cubiertos sólo
parcialmente; ello y la franca declaración de los
dirigentes de la Asistencia Pública de aquella
época en el sentido de la imposibilidad de
procurar en sus servicios una correcta atención de
carácter pediátrico, reforzó nuestro propósito
tendiente a la creación de un Servicio de Urgencia
sobre la base del trabajo de nuestros residentes,
reforzado en cuanto fuera necesario hasta obtener
la creación de cinco equipos de guardia compuesto
cada uno de ellos por un cirujano especializado y
por un pediatra. Planteando nuestro propósito y
estudiado nuestro proyecto por la Dirección
General de Beneficencia y por la Honorable Junta
Central, se obtuvo la autorización necesaria para
la fundación de la Posta Infantil de primeros
auxilios, servicio que refundido con la residencia
fue denominado de Residencia, Guardia y Primeros
Auxilios. Fundamental rol en esta trascendente
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