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HIPERTENSION / 2013 / VOL. 18

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DENERVACIÓN RENAL EN LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL RESISTENTE

Dr. Luis Núñez Peirano.

Nefrólogo Intervencional.

Hospital Las Higueras, Talcahuano.

Universidad Católica de la Santísima Concepción.

INTRODUCCIÓN

La hipertensión arterial (HTA) es una de las patologías más prevalentes en el mundo actual y

afecta entre el 18% y 20% de la población adulta en Chile

(1)

. Es el factor de riesgo más importante

para el desarrollo de cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca y accidente vascular encefálico,

grupo de enfermedades que constituyen la primera causa de mortalidad en nuestra población.

El tratamiento farmacológico logra normalizar las cifras de tensión arterial en la mayoría de los

pacientes. Sin embargo, descartada la falta de adherencia a la terapia, entre el 9% al 12%

(2)

de los

hipertensos prevalentes y el 2%

(3)

de los hipertensos incidentes no logran las metas terapéuticas

a pesar del uso de 3 agentes antihipertensivos de diferentes clases, a una dosis adecuada, uno de

ellos un diurético, condición denominada hipertensión arterial resistente (HTA-R), de acuerdo a

la definición del séptimo informe del Joint National Committee

(4)

. Estos pacientes tienen un 50%

más de riesgo de presentar algún evento cardiovascular y/o renal, como infarto al miocardio no

fatal, insuficiencia cardiaca congestiva, accidente vascular encefálico e insuficiencia renal crónica,

comparados con los pacientes sin hipertensión arterial resistente

(3)

.

SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO E HIPERTENSIÓN ARTERIAL:

La participación del sistema nervioso simpático (SNS) en la génesis y mantención de la HTA es

conocida desde hace décadas. Hacia el final de la década del año 1930, la única terapia disponible para

la HTA grave era la simpatectomía quirúrgica, y consistía en esplacnicectomía sola o combinada con

simpatectomía torácica, lumbar y gangliectomía celíaca. El procedimiento era invasivo, con mortalidad

perioperatoria en torno a 5% y con eventos adversos frecuentes, incapacitantes y de larga duración,

como hipotensión ortostática grave, incontinencia de esfínteres y disfunción sexual. Sin embargo,

a pesar de lo anterior, se observó disminución de la presión arterial en aproximadamente el 50%

de los casos, protección de órganos blanco y menores niveles de mortalidad, durante un período

de más de 10 años

(5)

. En la década de 1960 estuvieron disponibles medicamentos antihipertensivos

orales efectivos y mejor tolerados, en su mayoría anti adrenérgicos, y se abandonó este tratamiento

quirúrgico.

El cambio en la relación presión natriuresis es fundamental para el desarrollo de hipertensión

arterial sistémica. Un aumento de la reabsorción de sodio y agua en los túbulos renales provoca

aumento de la volemia y del gasto cardiaco. La hiperperfusión tisular resultante desencadena