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Guías de Práctica Clínica en Pediatría
de las escotaduras narinarias, ancho y altura de la columela, presencia y tamaño de la espina
nasal anterior, suelo nasal, su continuidad, inserción de la musculatura nasogeniana; los surcos
naturales, conservación, difuminación o borrado de los surcos nasogeniano, mentoneano,
nasolabial o subpalpebral; el contorno facial, la integridad de la piel, erupciones, fístulas,
distribución y cantidad del vello, su coloración y textura, presencia de tumoraciones y sus
características, hundimientos, zonas dolorosas, la musculatura de la expresión, la musculatura
masticatoria, su sensibilidad, tono y volumen; el examen del perfil facial. Debemos observar
por ambos lados. La cabeza puede hallarse adelantada por anteposición, estiramiento cervical
o por inclinación anterior o posterior. Puede existir alteración de la lordosis cervical que
sugiera alteraciones propias de la columna o una posición que favorezca la ventilación. Esta
condición debe relacionarse con la capacidad para mantener espontáneamente los labios en
contacto –competencia labial- y con el tamaño de la mandíbula. También observar el mayor o
menor avance del piso superior de la cara respecto la columna cervical y al tamaño y posición
del cráneo y de la mandíbula; el tamaño y posición de las ramas y cuerpo mandibular; la
relación de la arquitectura cráneofacial y los fenómenos ventilatorios; las escotaduras
mandibulares preangulares ya que su mayor profundidad se asocia directamente al
retognatismo; la longitud de las ramas ascendentes mandibulares y la distancia entre el ángulo
mandibular y el lóbulo de la oreja. Este último es un buen indicador del desarrollo vertical de
las ramas mandibulares y permite comprobar qué lado es el responsable de una asimetría
mandibular o facial y si la misma es secundaria a un exceso o a un déficit de longitud de la
rama respectiva. Al evaluar la arquitectura facial, relacionamos sus funciones con la
morfología que la sustenta, permitiendo formarnos un juicio de la calidad ventilatoria del niño
y por ende de trastornos obstructivos de la vía aérea superior y su correlato de SAHOS o de
resistencia de la vía aérea superior. Esta información debemos asociarla a los antecedentes de
una eventual ocupación patológica de la VAS por amígdalas o adenoides engrosados y con la
forma y tamaño de la lengua. De este modo vamos constituyendo una unidad de análisis, útil
para entender condiciones y cuadros patológicos variados, respiratorios, conductuales,
neurocognitivos o del crecimiento y desarrollo craneofacial, que de otro modo es difícil
comprender.
Examen bucal
En un recién nacido, este examen debe ser hecho asistido con un laringoscopio. En niños
mayores y en adolescentes, debemos hacerlo provistos de excelente iluminación e instrumental
de examen bucal. Sistemáticamente, debemos avanzar desde los labios al vestíbulo y luego
explorar la boca propiamente tal. Se debe evaluar las diferentes mucosas de recubrimiento,
diferenciando la calidad que cada una de ellas posee. La mucosa gingival, la mucosa de los
vestíbulos, la mucosa labial, los tres tipos de mucosas palatinas, la mucosa velar y la faríngea.
Cada una de ellas con sus particularidades que indican su estado funcional o patológico.
Veremos los dientes -recordando que son veinte en la dentadura temporal y treinta y dos en la
fórmula dentaria adulta, sin considerar los eventuales dientes supernumerarios- la bóveda
palatina y la indemnidad de ella, valorar su grado de desarrollo transversal y sagital, los pilares
palatinos anteriores y posteriores, las amígdalas, la pared posterior de la faringe, la lengua La
evaluación de las tumefacciones patológicas constituye un desafío. Su aparición puede ser súbita
o progresiva, estar recubiertas con un color, normal –rosado coral pálido-, alterado brillante,
violáceo –quistes de erupción-, pálido, dando cuenta de su constitución, irrigación y carácter.
Sus límites pueden ser netos o difusos. El examen de los dientes debe practicarse aisladamente,
es decir diente por diente, evaluar cada diente respecto sus vecinos, su alineamiento y
ordenamiento, relación con estructuras vecinas, tales como los dientes antagonistas. Los dientes
como un conjunto funcional se analizan como arcada dentaria y en ella se ve la relación sagital