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Atención hospitalaria
Verónica Gahona G., Jorge Orellana W.
El primer aspecto a precisar es determinar si estamos o no frente a un niño con necesidades
especiales de atención en salud (NANEAS), según la definición ya descrita y si nos encontramos
frente a un paciente con necesidades de mayor complejidad. En nuestro medio está en proceso de
desarrollo el modelo de atención recomendado, por lo que es muy frecuente encontrar en nuestro
servicio de pediatría a estos pacientes con condiciones que deben ser resueltas a nivel terciario. El
pediatra de cabecera identificable por la familia, la coordinación de los cuidados y la educación y
capacitación continua son pilares fundamentales en este trabajo.
Al enfrentar la atención hospitalaria de estos niños y adolescentes debe considerarse
aspectos relacionados con:
– Su patología de base
– Su situación familiar y social que posibilite o dificulte su manejo
– La patología aguda que motiva su hospitalización
– Aspectos pendientes de sus controles sanos
La evaluación clínica debe incluir diversos aspectos.
Aspectos generales
Historia clínica detallada
– Antecedentes mórbidos relevantes. Prenatales, parto, antropometría neonatal, test deApgar,
hospitalizaciones en período neonatal, hospitalizaciones (número y sus diagnósticos), cirugías
(presencia de traqueostomía o gastrostomía), uso de sondas (de alimentación, vesical),
válvulas derivativas de LCR o uso de medicamentos, antecedente de alergias (Ej. látex en
pacientes con válvula derivativa ventriculoperitoneal)
– Antecedentes familiares. Definir grupo familiar y sus características. Condiciones crónicas
familiares, antecedente de fallecidos, consanguinidad, salud mental, presencia de cuidador
entrenado.
– Controles sanos. Precisar consultorio al que concurre. Cumplimiento calendariode inmunizaciones
y vacunación adicional recibida, radiografía de pelvis, seguimiento específico según patología
determinada. ej. S. de Down (hormonas tiroideas, Rx de charnela.)
– Autonomía. Completa, parcial o ausente según edad, dependencia de terceros, de dispositivos
como silla de ruedas o dispositivos tecnológicos. Escolaridad, asistencia a colegio habitual
o a escuela especial. Capacidad de expresarse (hay o no lenguaje, es o no adecuado) y de
interactuar con el medio.
– Emocionales. Aceptación o rechazo de condición y repercusión de ésta en los distintos ámbitos
de su desarrollo. Necesidad de apoyo psicológico individual o familiar o asistencia a terapias
específicas. Uso de medicamentos. Percepción familiar de la condición del niño.
Examen físico, con énfasis en:
– Antropometría. Considerar posibilidad de mediciones especiales de peso y talla en pacientes
postrados Ej. Longitud de tibia o perímetro braquial en pacientes en quienes no pueda usarse
un estadiómetro; peso en brazos de asistente si no puede usar una balanza.
– Medición de circunferencia craneana y su seguimiento, especialmente en pacientes con
microcefalia o macrocefalia y genopatías.