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Tratamiento

Principios generales

Tratar la causa.

Para ello es vital el correcto diagnóstico del estado ácido-base y de la causa.

De esta manera, en una acidosis láctica hay que asegurar una perfusión tisular periférica adecuada

(expandir cuando sea necesario) y oxigenación. En una cetoacidosis diabética, aportar insulina

y volemizar, etc. Hay condiciones crónicas como la acidosis tubular renal y la enfermedad renal

crónica avanzada, en que no es posible corregir la causa de base y es necesario el aporte de álcali

permanente.

Considerar uso de bicarbonato de sodio en AM con anión gap normal, con pH < 7,1-7,2

de acuerdo a situación clínica, tipo de AM y severidad. En AM con AG aumentado, rara vez se

necesita administrar bicarbonato, siendo necesario en situaciones en que esté en riesgo la vida.

En general, como ya se mencionó, este tipo de acidosis se resuelven manejando la causa de base.

Calcular el déficit de bicarbonato:

El uso de bicarbonato debe ser calculado solo para las

primeras 6 a 12 horas y luego ir adecuándolo a la gasometría, dado a los múltiples factores que

intervienen en su recuperación. Si la compensación respiratoria opera normalmente, el aporte

inicial de bicarbonato puede calcularse con la fórmula:

Déficit HCO

3

(mEq) = (12-HCO

3

medido) x peso x % agua corporal total

Donde 12 representa el nivel adecuado de bicarbonato que debe ser alcanzado en las primeras

horas para lograr un pH > 7,2 (el cual es un pH seguro), evitando sobrecorregir innecesariamente.

Si de acuerdo a la situación clínica se requiere la utilización de bolos de bicarbonato, no ad-

ministrar más de 0,5 mEq/kg de bicarbonato y repetir a los 15 minutos si es necesario, a fin de

evitar un cambio brusco de pH que puede provocar complicaciones graves como hipernatremia,

hipokalemia, disminución del Ca iónico, alcalosis de rebote y acidosis intracelular paradojal. Velo-

cidad de infusión sugerida 0,1 mEq/kg/min. Puede ser necesario aportar calcio endovenoso, para

corregir el descenso del calcio iónico, el cual puede ser perjudicial para la condición cardiovascular

del paciente.

Situaciones especiales

a. Cetoacidosis diabética:

Su manejo es aporte de volumen e insulina. Sólo si el pH es menor a

7,0, las guías de manejo recomiendan uso de bicarbonato.

b. Insuficiencia renal crónica y acidosis tubular renal:

Mantener bicarbonato plasmático sobre 22

mEq/L.

c. Cardiopatías congénitas:

La acidemia disminuye la contractilidad y respuesta a catecolaminas,

por lo que en estos pacientes las metas de pH son diferentes.

d. Neonatos:

Administrar bicarbonato en bolo, produce cambios bruscos de osmolaridad plas-

mática y aumento del flujo sanguíneo cerebral que puede llevar hemorragia intraventricular.

Por esta razón, su uso es controvertido en recién nacidos, especialmente en prematuros. De

ser necesaria su administración, nunca debe ser en bolo (por lo menos en 30 minutos).

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