

GUÍAS DE PRÁCTICA CLÍNICA EN PEDIATRÍA
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como la administración de diversas infusiones de hierbas (anís, cedrón, matico, boldo), que poseen
anetol, otros alcoholes, aceites esenciales y sustancias con acción nociva en el sistema nervioso
central y digestivo, especialmente del recién nacido y lactante menor. Al menos en Chile, son
usados por la familia para aliviar distintas molestias, particularmente meteorismo, flatulencia y
cólico del lactante menor, pudiendo ser la causa del compromiso neurológico del niño
Hay ciertos períodos cronológicos que requieren de la máxima destreza en el desarrollo del
examen clínico, como el período de recién nacido, la pubertad y adolescencia. Sin embargo, el
paciente en condición crítica pone en evidencia la experiencia, habilidades y competencia del
médico que debe enfrentar dicha situación, ya sea en un consultorio, servicio de urgencia público
o privado o incluso excepcionalmente en una atención domiciliaria o la vía pública (como ha suce-
dido en alguna ocasión en accidentes), sospecha de apendicitis y otras causas de abdomen agudo
(pancreatitis aguda), incluso el debut de una diabetes mellitus. La telemedicina, hoy preconizada
por muchos, requiere en el caso de un niño por el cual se consulta por esta modalidad, de una
madre o padre muy perceptivos de lo que sucede con su hijo, siendo altamente recomendable re-
solver solo dudas diagnósticas muy precisas y conocer a los padres que entregarán la información.
Del mismo modo, en la consulta ambulatoria, especialmente en la atención privada, los padres
llevan su niño a “control de niño sano”, sin embargo, ya en el desarrollo de la entrevista señala
que además su hijo “está enfermo” y quiere aprovechar para resolver ambas instancias. Desde
mi punto de vista me parece poco recomendable aprovechar la circunstancia para efectuar ambas
tareas en la misma oportunidad quedando la poco grata sensación de no haber hecho las cosas
bien. Igualmente cuando entra la madre con su hijo consultante y uno o incluso dos hermanos,
uno presume que van a haber consultas por la salud de los otros niños, solicitando expresamente
además al pediatra que por favor lo pese y lo mida. Es más prudente y permite atender mejor,
explicarle a la madre que para atender bien a su hijo enfermo (a veces de cierta gravedad), se
diferirá el control de niño sano para otra oportunidad. Se ha hecho algo rutinario consultas vía
correo electrónico con inclusión de imágenes o incluso whatsapp, con el propósito de lograr una
rápida aproximación diagnóstica, permitiendo ahorro de tiempo y menor costo, pero aumentando
el margen de error y el riesgo y responsabilidad médico legal.
Entrevista médica
Establecido un adecuado nivel de respeto, comunicación, confianza, confidencialidad y empa-
tía, se puede dar curso al motivo real de consulta. El pediatra debe tener muy claro el motivo de la
consulta de ese día, dado que a veces las madres se enredan mucho en la entrevista, mezclando
algunas aseveraciones que corresponden a aspectos de maduración y crecimiento con comentarios
relativos a la morbilidad del niño.
El aumento significativo de inmigración observado en nuestro país, ha agregado dificultades
adicionales a la entrevista médica, particularmente en aquellos inmigrantes con costumbres
(rasgos culturales de inmigrantes de la región andina como Perú, Bolivia, Ecuador) o dialectos
muy arraigados en su cultura, como es el caso de Haití. El dialecto creole es el lenguaje utilizado
por la mayoría de los inmigrantes de origen haitiano, habiendo requerido habitualmente de otra
persona que actúe como traductor, en algunas ocasiones el padre del paciente, quien suele llevar
más tiempo en el país. Mayor dificultad aún, la observada cuando el niño es afrodescendiente,
dada la existencia de algunas enfermedades que en ellos se observa con mayor frecuencia (caso
de anemia de células falciformes y su variedad talasémica) o gangliosidosis y otras enfermeda-
des genéticas en ciertas sectas endogámicas (como gitanos en el mundo y menonitas amish en
EE. UU., Canadá, Irlanda, México e incluso Perú y Brasil). Sin embargo, también en otros países
sudamericanos persisten hábitos culturales que suelen dificultar la anamnesis e incluso la tran-
quilidad de un buen examen físico, incluso la misma denominación de diversas enfermedades
con nombres autóctonos (gripe del diablo para la pleurodinia epidémica en Centroamérica, en-
fermedad de las aguas negras para la malaria en Ecuador, fiebre del pollo para algunas virosis de
curso rápido en Colombia, pitra para la sarna, lipiria para la gastroenteritis o chavalongo para la
cefalea en Chile). Complica más aún dicha situación las precarias condiciones legales, de vivienda
y sanitarias en que viven la mayoría de los inmigrantes recientes y sus familias en nuestro país,