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presente en su más amplio abanico. La exigencia de vocalización por

largos períodos sin conocimientos de higiene vocal ni de técnica

apropiada, más aún ejerciendo la abusiva función de amplificación que

adopta el usuario respecto de su voz, es otro factor que agrava la tensión

sobre la mecánica de los órganos fono-articulatorios generando lesiones

en ellos. Lo mismo es válido para personas que trabajan en ambiente

ruidoso y deben hablar forzosamente a gran intensidad, aquellos que

están expuestos a polución ambiental laboral o quienes por el consumo

de tabaco y alcohol se hacen más propensos a la aparición de

enfermedad laríngea. Respecto del ruido ambiental, la legislación laboral

chilena (Ley 16.744) protege de la exposición por sobre los 85 dB,

limitando el tiempo de trabajo e implementando la debida protección.

Por el contrario, para quienes trabajan vocalmente no hay disposiciones

que regulen el tiempo de actividad por jornada, ni se contempla una

medición objetiva e instrumental del ruido en el lugar de desempeño

(aula, gimnasio, patio) como tampoco una medida de la intensidad

sonora de la voz del emisor. Lo anterior retrata claramente el vacío legal

que desprotege principalmente a los profesores, obligados a actuar en

ambiente con ruido que incrementa la exigencia e intensidad de la

emisión vocal por períodos sin control, ejerciendo funciones de

amplificación impropias del trabajo lectivo. La dotación de equipamiento

de amplificación adecuado para el sitio de trabajo debería ser una

obligación asumida por el establecimiento, en conjunto con las

instituciones aseguradoras de la salud ocupacional. El reflujo

gastroesofágico con sus conocidas manifestaciones extraesofágicas,

constituyendo en ocasiones el denominado reflujo faringolaríngeo, es

también un reconocido factor condicionante, causante o precipitante de

lesiones en los tejidos del tracto digestivo y de la vía aérea superior, en

especial la laringe. La delicada cubierta epitelial y armazón cartilaginosa

laríngea no están adaptadas a la exposición clorhidropéptica, a diferencia

del esófago, que mediante el ‘clearence’ mucoso es capaz de depurar en

cierta medida su superficie de residuos ácidos, lo que no tiene lugar en la

laringe.