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www.neumologia-pediatrica.clles se realizaba una deprivación de sueño demostraban que
el desempeño en la realización de un sinnúmero de tareas de
memoria, visuales y de trabajo disminuía en comparación con
aquellos que dormían de forma normal
(7)
. Como estos hallaz-
gos en población adulta pudieran afectar a niños había sido un
tema de hipótesis y debate durante muchos años hasta que
nueva evidencia demostró un efecto importante de los TRS
sobre el desempeño neurocognitivo en niños y adolescentes.
Uno de los primeros estudios que reposicionó la hipótesis
de las consecuencias neurocognitivas producidas por los TRS
fue publicado en 1998 por Gozal
(8)
. En este estudio se de-
mostró en 270 escolares una asociación de mal rendimiento
escolar y ronquido habitual. Aquellos niños que presentaban
las peores notas escolares (menor al percentil 10 de rendi-
miento), eran los que más TRS presentaban. En los sujetos
que se sometieron a una adenotonsilectomía, se observó una
mejoría significativa de las notas en comparación a aquellos
sujetos en los cuales no se intervino
(8)
. Estudios posteriores
han ratificado esta asociación, entre ellos destaca el estudio
realizado en la ciudad alemana de Hannover el 2001, el cual
demostró en 1.144 escolares de 3er año básico, un efecto
dosis-respuesta, es decir: mientras más frecuente roncaban
los niños, presentaban peores notas en matemáticas, ciencia
y ortografía
(9)
. Estudios posteriores pudieron demostrar inte-
resantes asociaciones de los TRS con agresividad
(10)
, impulsi-
vidad e hiperactividad
(11)
.
Respecto a la impulsividad e hiperactividad, se ha plantea-
do que pudiera estar directamente relacionada con los TRS
y ser -a su vez- un mecanismo planteable para el desarrollo
posterior del mal rendimiento escolar. En un estudio realizado
por Chervin y colaboradores en 229 niños entre 2 a 13 años,
se pudo demostrar que la presencia de ronquido predecía la
aparición de un trastorno de hiperactividad e impulsividad
(12)
.
La presencia de ronquido habitual o ronquido fuerte se aso-
ciaba a un riesgo mayor en hasta 4,5 veces para el desarrollo
de hiperactividad o impulsividad
(12)
.
Inicialmente se postuló que solamente el extremo de
mayor severidad de los TRS, es decir las apneas obstructivas
del sueño, provocaban tales consecuencias neurocognitivas.
Sin embargo, se ha podido demostrar en numerosos estu-
dios que el ronquido persistente, frecuente, definido como
un ronquido audible por más de 3 veces a la semana, puede
estar relacionado con consecuencias de similar magnitud
(13-17)
.
Se ha sugerido por lo anterior, dejar de lado el término de
“ronquido benigno” y denominara estos pacientes “roncado-
res primarios”, ya que no estarían exentos de consecuencias.
Estudios realizados recientemente por nuestro grupo en
Chile pudieron demostrar -al igual que estudios extranjeros-
una asociación significativa del ronquido habitual con la escala
de Conners
(18)
para hiperactividad (r = 0,47) en 523 escola-
res. La asociación con un mal rendimiento escolar específico
en los ramos de castellano y en el promedio general se man-
tuvo incluso después de ajustar por factores biodemográficos
asociados
(19)
. El hallazgo cobra especial relevancia, ya que
estas diferencias se mantuvieron en distintos grupos etarios,
desde enseñanza básica a media
(19)
. Hace algunos años,
Beebe realizó un extenso metanálisis respecto a la evidencia
existente sobre la asociación entre TRS y consecuencias
neurocognitivas
(20)
. En este metanálisis se concluye que existe
evidencia suficiente para demostrar un patrón temporal en el
cual los TRS son una causa biológicamente plausible para el
desarrollo de consecuencias neurocognitivas a largo plazo.
Mecanismos
Los mecanismos por los cuales los TRS producen consecuen-
cias neurocognitivas a corto y largo plazo no están del todo
aclarados. Se han postulado 3 mecanismos que hipotética-
mente estarían relacionados: disrupción, fragmentación del
sueño e hipoxemia intermitente. La hipoxemia intermitente
durante el sueño se ha demostrado que produce una pérdida
neuronal en modelos animales. Recientemente, esta pérdida
también se pudo demostrar en niños roncadores mediantes
técnicas de neuroimagen avanzadas
(21)
. Las zonas más afecta-
das son la corteza frontal e hipocampo
(21,22)
.
Sin embargo, probablemente la fragmentación del sueño
producida por microdespertares múltiples pudiera ser la
principal causa involucrada en el desarrollo de consecuencias
a corto y largo plazo. La presencia de microdespertares ga-
tillaría una cadena de eventos anormales durante el sueño,
como la liberación de catecolaminas, vasoconstricción cere-
bral y periférica, además de la liberación de mediadores de
stress oxidativo. Todos estos efectos podrían tener un efecto
sumativo. La figura 2 resume los mecanismos involucrados
en el desarrollo de consecuencias neurocognitivas asociadas
a los TRS.
Tratamiento
El tratamiento de los TRS se basa en disminuir o paliar el
aumento de la resistencia de la vía aérea superior. Existen tres
formas de tratamiento estudiadas en los TRS: i) tratamiento
medicamentoso, ii) quirúrgico; iii) ventilación no invasiva. El
tratamiento medicamentoso se basa en el uso de corticoides
inhalados nasales o de montelukast. Recientemente, una
revisión sistemática fue publicada respecto a la evidencia en
el uso de corticoides nasales y otros agentes para esta enfer-
medad
(23)
. El tratamiento quirúrgico (en general adenotonsi-
Figura 1.
Hallazgos característicos de la TRS en niños.
Consecuencias neurocognitivas de los trastornos respiratorios del sueño - P. E. Brockmann
Neumol Pediatr 2012; 7 (2): 44-47.