Infectología
Revacunación con BCG no reduce mortalidad infantil
Las vacunas infantiles utilizadas actualmente en los países de bajos ingresos no han sido aprobadas en ensayos aleatorios para su impacto sobre la supervivencia infantil antes de su introducción. Se ha supuesto que el efecto de una vacuna sobre la mortalidad es proporcional a su eficacia y la contribución de la enfermedad a la mortalidad general. Los últimos 15 años de investigación, sin embargo, han demostrado que este supuesto no es una base sostenible para las políticas de vacunación, ya que las vacunas pueden tener importantes efectos no específicos. El mejor ejemplo documentado es la vacuna contra el sarampión. Numerosos estudios con esta vacuna han informado de reducciones significativas en la mortalidad por otras causas que no pueden explicarse por la prevención del sarampión o de sus consecuencias a largo plazo. Finalmente, esto sugiere que los efectos no específicos son importantes para el impacto total de una vacuna sobre la mortalidad.
Adam Edvin Roth (Departamento de Microbiología Médica de la Universidad de Lund en Suecia) y colaboradores, determinaron si la revacunación con BCG a los 19 meses de edad era capaz de reducir la mortalidad infantil en general, a través de un ensayo clínico aleatorizado con seguimiento hasta los 5 años de edad. El análisis consideró 2.871 niños de 19 meses a 5 años con baja o nula reactividad a la tuberculina y que no estaban gravemente enfermos. Se consideraron dos grupos, uno vacunado con BCG y otro sin vacunación (control), para medir en ambos, los cocientes de riesgo para la mortalidad.
77 niños murieron durante el seguimiento. En comparación con los controles, los revacunados tenían un riesgo de 1,20 (intervalo de confianza del 95% 0,77 a 1,89). Doscientos cincuenta niños fueron hospitalizados por primera vez entre el ingreso y el final del estudio, con una tasa de incidencia para los revacunados con BCG frente a los controles de 1,04 (0,81 a 1,33). El ensayo se interrumpió prematuramente debido a un cúmulo de muertes en el grupo de intervención. Este aumento en la mortalidad se produjo en un momento en que muchos niños no habían recibido vitamina A o suplementos de hierro, en donde el índice de riesgo para la revacunación en comparación con los controles era de 2,69 (1,05 a 6,88). Durante todo el ensayo, el efecto de la revacunación con BCG en la mortalidad fue significativamente diferente (p = 0,006) en los niños que habían recibido el refuerzo con la vacuna contra la difteria, el tétano y la tos ferina (DTaP) antes del ingreso (cociente de riesgo 0,36, 0,13 a 0,99) y en aquellos que no habían recibido el refuerzo (1,78, 1,04 a 3,04).
En conclusión, no se observó ningún efecto beneficioso global de ser revacunado con la vacuna BCG. El efecto de la revacunación en la mortalidad podría depender de otras intervenciones sanitarias.
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