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10 Septiembre 2010

Neurología

Mutaciones genéticas e insecticidas agravan el Parkinson

Sobre la base de una hipótesis biológica, este ensayo demuestra que los insecticidas organoclorados pueden interactuar con variaciones del gen ABCB1 para determinar la presencia del trastorno neurodegenerativo. Los resultados también apoyan la hipótesis de la existencia de interacciones entre el acervo genético y los plaguicidas en la enfermedad de Parkinson.

En la mayoría de los casos, la etiología de la enfermedad de Parkinson (EP) probablemente es multifactorial, y los factores ambientales, así como su interacción con los genes, contribuyen a la condición. Los seres humanos expuestos al MPTP (1-metil-4-fenil-1,2,3,6-tetrahidropiridina) desarrollan parkinsonismo a través de la inhibición de la función mitocondrial en las neuronas dopaminérgicas. Para activarse, el MPTP se metaboliza en 1-metil-4-piridinio (MPP+) con una estructura química similar a la del herbicida paraquat. Los estudios epidemiológicos a través del tiempo han demostrado una asociación consistente entre la exposición a los plaguicidas y el parkinsonismo.

Neurólogos de la Université Paris Descartes, en París, Francia, estudiaron la relación entre la enfermedad de Parkinson y dos polimorfismos en ABCB1, así como la interacción entre ABCB1 e insecticidas organoclorados. Los pacientes fueron examinados por un neurólogo y se emparejaron con un máximo de 3 controles. Los participantes fueron clasificados como no usuarios, jardineros y usuarios profesionales de plaguicidas. Información detallada sobre la utilización de plaguicidas a través de la vida se obtuvo mediante datos entregados por médicos de salud ocupacional. Finalmente, se genotiparon 2 polimorfismos ABCB1 (exón 21: G2677 [A, T]; exón 26: C3435T) asociados con la alteración de la función de la glicoproteína P.

De los 207 casos y 482 controles emparejados, los polimorfismos ABCB1 no se asociaron con la enfermedad de Parkinson (C3435T, P = 0.43; G2677 [A, T], P = 0.97). Entre 101 casos masculinos y 234 controles, el riesgo para los organoclorados fue de 3,5 (intervalo de confianza 95%, desde 0.9 hasta 14.5) veces mayor entre los portadores de la variante homocigota G2677 (A, T) versus no portadores. Entre los casos, se observó una relación para dos variantes de G2677 (A, T) y los organoclorados (riesgo: 5,4, IC del 95%, 1,1 a 27,5), así como con el número de horas de exposición (P = 0.005; análisis restringidos a sujetos expuestos a los organoclorados, P = 0.03).

En conclusión, estos hallazgos sugieren que el gen ABCB1 y la exposición a insecticidas organoclorados interactúan para aumentar el riesgo de Parkinson: en sujetos profesionalmente expuestos a los organoclorados, los polimorfismos estuvieron ligados a una disminución de la capacidad protectora de ABCB1 contra los xenobióticos cerebrales. Estos resultados apoyan la hipótesis de las posibles interacciones entre el genoma y los plaguicidas en la EP.

Fuente bibliográfica

Arch Neurol. 2010; 67(6):739-745

Ciencia y Medicina

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