Detección precoz
Cáncer de ovario no sería una enfermedad silenciosa
A menudo se ha llamado al cáncer ovárico el "asesino silencioso" debido a que los síntomas suelen aparecer en etapas avanzadas y cuando la posibilidad de cura es baja, de hecho, textos de medicina interna, medicina familiar, e incluso ginecológicos, señalan que los síntomas no ocurren hasta que la enfermedad esta muy avanza. Sin embargo, varios estudios retrospectivos han indicado que la mayoría de las pacientes tienen sintomatología, aunque no necesariamente de naturaleza ginecológica, pero estos trabajos han sido criticados debido a la pequeña cantidad de pacientes incluidos y a los análisis retrospectivos utilizados en la recolección de datos. La identificación de la sintomatología temprana puede tener importantes implicaciones clínicas porque la supervivencia a cinco años para la enfermedad en sus primeros estadios es del 70% al 90% comparado con el 20% al 30% de la etapa avanzada. Otros resultados importantes son que la enfermedad avanzada esta perceptiblemente asociada a la omisión de los síntomas por parte del paciente y al retraso médico (diagnóstico incorrecto, no examinación pélvica ni estudios radiográficos, o la no determinación de los niveles séricos del antígeno 125). La falta de síntomas claramente identificables, ha contribuido al retraso en muchos diagnósticos, si bien las posibilidades de cura es alta cuando el carcinoma se detecta a tiempo, el 75% de los diagnósticos descubre al cáncer ya en etapa avanzada.
Ahora, según un estudio llevado a cabo por la Dra. Barbara A. Goff y su equipo de la División de Ginecología Oncológica de la Universidad de Washington (Seattle, EE.UU.), el padecimiento de síntomas asociado a molestias comunes en las mujeres, puede resultar ser indicio de un cáncer de ovario. En concreto, el trabajo del equipo de la ginecóloga Goff evaluó los resultados de un cuestionario entregado a 1.709 mujeres que habían visitado dos centros de salud (julio de 2001 a enero de 2002) y los compararon con los obtenidos en otra encuesta realizada a 128 mujeres que resultaron tener este tipo de cáncer (84 benignos y 44 malignos).
El 72% de mujeres tenía síntomas que se repetían con una media de 2 síntomas. Los problemas más frecuentes que aparecieron en los citados cuestionarios fueron: dolores abdominales (22%) o de espalda (45%), fatiga (34%), estreñimiento (24%), gases (27%) y síntomas urinarios (16%). En el caso del incremento del tamaño del abdomen la diferencia entre las pacientes con cáncer de ovario y sus homólogas sanas llegó a ser del 74%. Además, las mujeres con cáncer solían experimentar estos problemas entre 20 y 30 veces al mes, frente a las 2 ó 3 ocasiones de los participantes controles o con masa benigna. Los síntomas, detectados en un 43% de mujeres con cáncer de ovario se manifestaban en una combinación de: hinchazón, aumento del tamaño abdominal y síntomas urinarios, pero dicha sintomatología, sólo se presentó en el 8% de las mujeres controladas y que no padecían la enfermedad. Estos síntomas habían sido asociados ya antes con este carcinoma, pero debido a que afecta a la mayoría de las mujeres, incluso saludables, no habían sido considerados hasta ahora como indicios fiables.
Es así como los autores del estudio concluyen que síntomas tan comunes como los ya mencionados podrían dar un indicio, si estos se tornan persistentes y severos, de estar asociados a una masa de ovario benigna y maligna.
Fuente bibliográfica
JAMA 2004; 291(22):2705-2712