Nutrición
Controversias sobre seguridad y efectividad a largo plazo de las dietas bajas en carbohidratos
El exceso de peso y la obesidad han promovido la búsqueda de dietas eficaces, ambas “epidemias” persisten a pesar de una disminución considerable de la ingesta de productos grasos, y al aumento compensatorio de productos ricos en carbohidratos, como alimentos almidonados y azúcar procesada. Las dietas bajas en hidratos de carbono han sido comunes desde hace unos 150 años, muchos libros al respecto se han publicado, hasta la fecha el más acertado ha sido “New Diet Revolution” del Dr. Atkins, en el cual se describe no sólo una dieta si no que también un estilo de vida en base a una filosofía alimenticia, mediante suplementos de vitaminas y minerales, y ejercicio constante. Dicha dieta se volvió ampliamente popular porque, si bien los carbohidratos se restringen a menos de 20 g al día, permite comer lo que la mayoría prohíbe: proteínas y grasas, y desecha los alimentos considerados “aburridos” como las verduras y las leguminosas. El libro del Dr. Atkins ha vendido más de 45 millones de copias durante unos 40 años y sus recomendaciones parecen ser eficaces en producir pérdida de peso a pesar del consumo “ad limitum” de carne, de mantequilla y de otros productos lácteos con alto contenido graso, restringiendo solamente los carbohidratos.
Para la Dra. Arne Astrup y colaboradores (Departamento de Nutrición Humana, Universidad RVA de Copenhague, Dinamarca), el contexto anterior parece ideal, pero es necesario describir y delimitar la evidencia científica que soporten estos postulados. Por ejemplo, ellos encontraron una revisión sistemática sobre los regímenes con baja concentración de carbohidratos que demostraba que la pérdida de peso alcanzada está asociada a la duración de la dieta y a las restricciones de productos energéticos, pero no con la limitación de carbohidratos. Otros dos grupos de investigación han reportado estudios de largo plazo y de selección al azar que compararon dietas bajas en hidratos de carbono con dietas con poca grasa y mínimas calorías. Ambos ensayos demostraron una rápida pérdida de peso con la dieta carente de carbohidratos después de 6 meses, pero no hubo ninguna diferencia después del año.
Para los autores, la evidente paradoja de que el consumo “incontrolado” de alimentos con elevado nivel graso produce pérdida de peso puede deberse a la severa restricción de carbohidratos agotando las reservas almacenadas, conduciendo a la eliminación de agua, a la naturaleza cetogénica del régimen lo que suprime el apetito, al alto contenido de proteína convirtiéndola en sacietógena y reductora de la toma espontánea de comida, o simplemente porque limita la elección de alimentos lo que disminuye la ingesta de energía. Son necesarios estudios a largo plazo para medir los cambios del estado nutricional y la composición del cuerpo durante la dieta, y así poder determinar el riesgo cardiovascular y los efectos adversos. Sin esa información, las dietas bajas en hidratos de carbono no pueden ser recomendadas.
Fuente bibliográfica
Lancet 2004 Sep 4; 364(9437):897-9