Trasplante
Decisión de dar un riñón en vida sería eminentemente emocional
La mayoría de los transplantes de órganos proceden de cadáveres, pero como la demanda ha superado las necesidades, la obtención de riñones se ha resuelto a partir de donantes vivos. ¿Es ético que una persona sana entregue un órgano, que a lo mejor lo va a necesitar en el futuro, para donarlo a otra que lo necesita ahora, pero que no es absolutamente seguro que la vaya a mejorar, ya que su organismo puede rechazar el órgano a pesar de los adelantos en inmunosupresión? Hasta ahora, según el Dr. R. Truog, el riesgo vital de un dador es mínimo: la tasa de mortalidad es de un 0.03%, es decir que es menor o igual a la de una intervención que requiera anestesia general. Lo que se considera absolutamente no ético, es el donar órganos a desconocidos por dinero o su entrega ligada a prejuicios raciales o religiosos con el posible receptor.
Los procedimientos de inmunosupresión han mejorado tanto que actualmente cualquier pariente sin necesidad de ser un dador con un HLA muy cercano al receptor va ha tener éxito en su donación. Los peligros de dar un riñón pueden ser físicos o emocionales, siendo estos últimos mucho menores cuando se trata de un familiar cercano; como hijos y hermanos. En todo caso, se recomienda que el equipo que evalúa al dador sea distinto al que evalúa al receptor, dado los conflictos de interés propios del caso.
En cuanto a los dadores debe comprobarse que estén en excelentes condiciones físicas, con una función renal normal, una anatomía compatible con el transplante, en especial a la vascularización del riñón, examen que actualmente puede hacerse sin grandes riesgos. Otro factor a tener en cuenta es que la pérdida de un riñón no signifique un peligro inmediato o tardío para la sobrevida del donante. Por eso, los presuntos donantes no deben ser hipertensos, tener enfermedades vasculares, ser adictos al alcohol, tener cáncer, procesos infecciosos, litiasis renal o infecciones urinarias. La nefritis hereditaria asociada al cromosoma X puede ser un factor serio de peligro para el donante, quien al quedar con un solo órgano puede tener problemas en especial durante los embarazos.
Otro factor importante para el dador es su estado psíquico, y es buena una consulta al psiquiatra para su apoyo o terapia de mantención e incluso el hallazgo de algunos estados psiquiátricos, en que estaría contraindicada la nefrectomía. Los riesgos son equivalentes a cualquier operación programada con anestesia general, o sea, 0.03% de mortalidad. Además durante el peri y post operatorio puede haber hemorragias, infecciones y desde luego las molestias propias de un post operatorio, además de un período de al menos 30 días en que no pueda trabajar. La técnica laparoscópica ha disminuido estos plazos. El riesgo a largo plazo es mínimo, todos se pueden manejar perfectamente con un solo riñón si está sano. Sin embargo, el órgano envejece con la edad y según estadísticas norteamericanas, de 50.000 dadores, 56 están a la espera de un donante.
La decisión de dar un riñón es eminentemente emocional. Así y todo, aquellos que han sido donantes nunca han estado arrepentidos de su decisión. ¿Qué pasa si el riñón donado es rechazado? La desmoralización del donante puede ser enorme. Debe considerarse también que algunos pueden hacer durante su vida una diabetes que termine en una insuficiencia renal progresiva, enfermedad vascular periférica y neuritis que los puede llevar a la diálisis.
Fuente bibliográfica
N Engl J Med. 2005 Aug 4;353(5):447-9