Medicina interna
Altas concentraciones de vitamina D protegen la capacidad pulmonar
La edad, la altura y el género son determinantes importantes de la función pulmonar, y el tabaquismo es una causa significativa del deterioro de los pulmones. También existe evidencia de que la dieta puede influenciar el volumen espiratorio forzado (VEF1) y la capacidad vital. Los individuos con alta ingesta de frutas tienen un VEF1 más alto y pocos síntomas respiratorios en comparación a los que lo hacen infrecuentemente. Las concentraciones séricas y la ingesta dietética de alimentos antioxidantes tales como vitamina C, vitamina E, betacaroteno y selenio se han asociado positivamente a la función pulmonar. Bajas concentraciones de vitamina D pueden originar muchas enfermedades incluyendo osteoporosis, hipertensión, enfermedad cardíaca isquémica, diabetes tipo I y cáncer. La vitamina D se sintetiza en la piel después de la exposición a la luz del sol, pero las concentraciones pueden ser influenciadas también por la dieta. Es convertida en 25-hidroxi vitamina D por la acción de una hidroxilasa en el hígado, y esta, alternadamente, se convierte en 1,25-hidroxi vitamina D, el metabolito activo, en el riñón. La 1,25-hidroxi vitamina D tiene una variada gama de acciones que puedan ser relevantes en la enfermedad respiratoria: inhibe la formación de metaloproteinasas de matriz así como la proliferación de fibroblastos, e influencia la síntesis de colágeno; lo que significa la capacidad de remodelar los tejidos.
Para determinar la relación entre las concentraciones séricas de la 25-hidroxi vitamina D y la función pulmonar, Peter Black y Robert Scragg de la Universidad de Auckland (Australia) estudiaron los datos de la encuesta norteamericana de salud NHANES III, realizada entre 1988 y 1994. Los análisis fueron restringidos a 14.091 personas a mayores de 20 años de edad, quienes habían experimentado una espirometría, y medidos sus niveles de vitamina D.
Después del ajuste para edad, género, altura, índice de masa corporal, pertenencia étnica y hábito de fumar, el VEF1 promedio fue de 126 ml (SE, 22 ml), y la CVF (capacidad vital forzada) de 172 ml (SE, 26 ml). Los valores fueron mayores para el quintil más alto de 25-hidroxi vitamina D (> 85.7 nmol/L) comparado con el quintil más bajo (< 40.4 nmol/L; p < 0.0001). En el ajuste adicional para la actividad física y el consumo de suplementos con vitamina D, la diferencia promedio entre los quintiles más altos y más bajos fue de 106 ml (SE, 24 ml) para VEF1, y 142 ml (SE, 29 ml) para CVF (p < 0.0001).
En conclusión, existe una fuerte relación entre las concentraciones séricas de 25-hidroxi vitamina D, VEF1 y capacidad vital forzada. Otros estudios son necesarios para determinar si la suplementación con vitamina D es realmente beneficiosa en pacientes con enfermedad respiratoria.
Fuente bibliográfica
Chest. 2005 Dec; 128(6):3792-8