Salud ambiental
Exceso de higiene provoca alergias y enfermedades
La alergia ocurre con mayor frecuencia en países con un amplio acceso a la práctica médica, afectando un gran número de individuos: sólo en los Estados Unidos se estima que entre 40 y 50 millones de personas sufren de esta condición. La hipótesis más aceptada, que explicaría el desarrollo de la alergia en los países desarrollados, se conoce como la “hipótesis de la higiene”. Además, en los mismos países, el aumento de la higienización también puede conducir a mayores tasas de frecuencia para enfermedades autoinmunes. La idea que una higiene mejorada pueda explicar mayores respuestas del tipo Th1 (enfermedad autoinmune) y del tipo Th2 (alergia) es intrigante, ya que se sugieren mecanismos ocultos dentro de la hipótesis que podrían no involucrar una preferencia por una respuesta Th1 frente a una Th2, pero si conducir a la pérdida de control del equilibrio entre ambas respuestas o conducir a la hipersensibilidad lo que afectaría las respuestas celulares Th1 y Th2. No se ha presentado ninguna evidencia que distinguiría entre estas dos posibilidades. La hipótesis de la higiene indica que los individuos que viven en sociedades industrializadas con amplio uso de redes médicas tienen un sistema inmune mal desarrollado porque se exponen a una cantidad artificialmente baja de microorganismos, patógenos y comensales. Esta falta de exposición puede desempeñar un efecto predominante al respecto. Un potencial mecanismo subyacente a la hipótesis podría ser que una menor carga de antígenos conduciría a un menor estímulo del sistema inmune, alternadamente provocando la inducción disminuida del supresor o de las funciones inmuno-reguladoras (ejemplo, células Treg) que normalmente equilibran la activación inmunológica.
Para sondear el potencial papel de las células Th1 frente a las Th2 en la hipótesis de la higiene, científicos de la Universidad de Duke, financiados por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la Fundación Fannie E. Rippel, compararon los niveles de los anticuerpos asociados a Th1 y a Th2 provenientes del suero de roedores salvajes y de roedores de laboratorio.
Los análisis finales indicaron que los animales salvajes tienen niveles notoriamente mayores de inmunoglobulina G (IgG), tanto auto-reactiva como poli-reactiva, mientras que en las ratas de laboratorio la IgM no presentó auto-reactividad o poli-reactividad, lo anterior sobre bases cuantitativas y cualitativas. También se observaron niveles séricos crecientes de IgG e IgE en ratas y ratones salvajes en comparación a sus contrapartes de laboratorio, con el efecto de que las concentraciones de IgE eran aún más elevadas. Además, los animales salvajes tenían mayores niveles de las subclases de la IgG asociadas a Th1 y Th2 que los de laboratorio. El hábitat (salvaje frente a los ambientes artificiales) tuvo un impacto más pronunciado sobre las concentraciones de las inmunoglobulinas que sobre la edad, el tipo o género de los animales estudiados. La presencia en roedores salvajes de concentraciones aumentadas de IgG e IgE, probablemente debido a respuestas protectoras y no patógenas, similares a las reacciones autoinmunes (IgE auto-reactiva, asociada a Th2) y alérgicas (IgG auto-reactiva, asociada a Th1) así como también a niveles crecientes de las subclases de IgG asociadas a Th1 y Th2, apuntarían hacia una creciente estimulación del sistema inmunológico en estos animales más bien que a un cambio en la naturaleza de la inmunoreactividad.
La investigación concluye que un ambiente excesivamente higiénico puede afectar el umbral de ambos tipos de inmunorespuestas más que el equilibrio entre las diversas respuestas.
Fuente bibliográfica
Scand J Immunol doi: 10.1111/j.1365-3083.2006.01785.x
