Pediatría
La lactancia reduce el estrés y la ansiedad infantil
Una variedad de exposiciones durante la infancia y la niñez pueden influenciar de que manera un niño responde al estrés psicosocial: las características paternales y familiares, probablemente suelen ser críticas en este respecto. Varios componentes del contacto materno son importantes y se ha demostrado en estudios animales el potencial efecto de la relación positiva. La temprana relación maternal es capaz de influenciar el desarrollo de los sistemas neuroendocrinos implicados en la respuesta de la ansiedad: ratas que experimentan mayor frecuencia de contacto con sus madres durante los primeros 10 días después del nacimiento, demuestran una menor respuesta hipotalámica-pituitaria-adrenocortical (HPA) frente a la presión aguda y una resolución más controlada al estrés frente a los acontecimientos adversos. El amamantamiento en seres humanos también puede indicar una variedad de exposiciones directas e indirectas que den lugar a una respuesta más óptima de la ansiedad en los descendientes. Potencialmente, esto podría funcionar a través de un número de mecanismos asociados a factores tales como características maternales y el desarrollo de las interacciones madre-niño.
Como la lactancia puede ser un buen marcador de algunas exposiciones relevantes, el doctor Scott M. Montgomery y colegas (Instituto Karolinska, Estocolmo, Suecia) estudió su asociación con el divorcio de los padres y el manejo de la ansiedad de los niños. El análisis utilizó la información recogida durante el nacimiento para 8.958 niños entre cinco y diez años de edad. Se aplicó la regresión lineal para determinar si el amamantamiento modificaba la asociación divorcio/separación y el futuro estrés de los hijos.
En 5.672 niños no amamantados, el divorcio o la separación de los padres estuvo asociado a un riesgo notablemente mayor de ansiedad, con un coeficiente de regresión (intervalo de confianza del 95%) de 9.4 (6.1, 12.8). En el grupo criado bajo lactancia, esta relación fue mucho más baja: 2.2 (-2.6, 7.0). La prueba de interacción confirmó el efecto estadísticamente significativo del amamantamiento, independientemente del ajuste simultáneo para múltiples factores de confusión, produciendo un coeficiente de -7.0 (-12.8, -1.2) lo que indicó una reducción del 7% de la ansiedad después.
En conclusión, la lactancia puede proteger a los niños contra la presión psicosocial provocada por la separación o el divorcio de los padres. Esto podría ser porque el amamantamiento es un marcador de las exposiciones relacionadas a las características maternas y a las interacciones padre-hijo.
Fuente bibliográfica
Arch. Dis. Child., Aug 2006; doi:10.1136/adc.2006.096826
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