Neurología
Ácidos omega-3 no mejoran la función cognitiva
El estudio mostró que la ingesta de este ácido graso no otorga mejoras cognitivas, incluso en combinación con otros suplementos nutricionales.
Datos observacionales sugieren que una dieta alta de grasas saturadas y baja ingesta de verduras podría promover la enfermedad de Alzheimer. Estudios epidemiológicos también han sugerido que dietas altas en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 (LCPUFA) tienen un rol protector en el mantenimiento de la función cognitiva. Sin embargo, numerosos ensayos clínicos aleatorizados no fueron capaces de mostrar que el omega-3 fuera efectivo para tratar la demencia.
El objetivo del presente estudio (Bernstein PS y colaboradores de la Universidad de Utah, Estados Unidos), fue evaluar el efecto de la suplementación oral de nutrientes sobre la función cognitiva. En un ensayo clínico aleatorizado doble ciego (AREDS2, del inglés Age-Related Eye Disease Study 2) especialistas en retina de 82 comunidades académicas y centros médicos, inscribieron y observaron participantes (desde octubre del 2006 a diciembre de 2012), quienes estaban en riesgo de desarrollar degeneración macular asociada a la edad. Adicionalmente a las examinaciones oculares anuales, se evaluaron también varias funciones cognitivas validadas, vía telefónica por personal capacitado, en la línea base y cada 2 años durante la extensión del estudio. Por otro lado, se evaluaron los LCPUFA (1g) y/o luteína (10mg)/zeaxantina (2mg) versus placebo, en un diseño factorial. Todos los participantes también recibieron diversas combinaciones de vitaminas C, E, betacaroteno y zinc. Los resultados principales del estudio se basaron en cambios anuales de puntuación, determinados a partir de un set de pruebas de funciones cognitivas, partiendo de una línea basal. El análisis, ajustado por edad basal, sexo, raza, historia de hipertensión, educación, puntuación cognitiva y de depresión, evaluó las diferencias en los puntajes compuestos entre los grupos tratados versos los controles.
Un total de un 89% (3.741 de 4.203) de los participantes dio su consentimiento para el estudio de funciones cognitivas y un 93,6% (3.501 de 3.741) fueron sometidos finalmente al análisis. La edad promedio (DE) de los participantes, fue de 72,7 (7,7) años y el 57,5% eran mujeres. Los resultados mostraron que no hubo diferencias estadísticamente significativas en el cambio de puntuación para participantes designados aleatoriamente para recibir suplementos, versus quienes no los recibieron. El cambio anual en la puntuación de la función cognitiva compuesta fue de -0,19 (IC del 99%, -0,25 a -0,13) para tratados con LCPUFA, versus un −0,18 (IC del 99%, −0,24 a −0,12) para el caso de los individuos control (diferencias en cambio anual, -0,03 [IC del 99%, -0,20 a 0,13]; P= 0,63). Similarmente, el mismo parámetro medido para individuos que recibieron luteína/zeaxantina fue de −0.18 (IC del 99%, −0,24 a −0,11) versus un −0.19 (IC del 99%, −0,25 a −0,13) para los controles (diferencias en cambio anual, 0,03 [IC del 99%, -0,14 a 0,19]; P= 0.66). Finalmente, también se evaluó la potencial interacción entre los LCPUFA y luteína/zeaxantina, sin embargo ésta no fue significativa.
En resumen, los autores concluyen que entre adultos mayores con degeneración macular asociada a la edad, la suplementación oral con los LCPUFA o la combinación de luteína/zeaxantina no tiene un efecto estadísticamente significativo sobre la función cognitiva.
