Neonatología
Bebés amamantados tienen menor exposición al arsénico
Los presentes resultados señalan que los lactantes alimentados exclusivamente con leche materna tienen exposiciones más bajas al arsénico que aquellos alimentados sólo con leche de fórmula o una mezcla de fórmula y leche materna.
Estudios previos indican que las concentraciones de arsénico en la leche materna son relativamente bajas, incluso en áreas con agua potable con niveles altos. Sin embargo, no se sabe si la lactancia materna conduce a la reducción de la exposición infantil al metaloide en regiones con menores concentraciones de arsénico.
Courtney C. Carignan y colegas del Centro Infantil de Salud Ambiental y Prevención e Investigación de Enfermedades de Dartmouth College, en Hanover, Estados Unidos, valoraron las contribuciones relativas de la leche materna y de fórmula con la presencia de arsénico durante la primera infancia. Se midió el arsénico en el agua de grifo de casa (n = 874), en la orina de los bebés de seis semanas de edad (n = 72) y en la leche materna de las madres (n = 9). Además, utilizando datos de un diario de alimentos de tres días, se pudo comparar el arsénico urinario a través de los tipos de alimentación infantil, con lo cual se desarrollaron modelos predictivos para estimar la ingesta de arsénico diaria a partir de la leche materna y de fórmula.
Las concentraciones de arsénico urinario fueron en general bajas (mediana de 0,17 mg/L, máximo 3,0 g/L), pero 7,5 veces superiores en lactantes alimentados exclusivamente con fórmula en comparación a los alimentados sólo con leche materna (β = 2,02; IC del 95%: 1,21, 2,83; P <0,0001). Del mismo modo, el consumo medio estimado de arsénico al día era 5,5 veces mayor para los lactantes alimentados con fórmula (0,04 mg/kg/día) en comparación con los bebés con leche materna (0,22 mg/kg/d). En este grupo de niños, las concentraciones promedio de arsénico medidas en agua de grifo y previamente publicadas para la fórmula en polvo, representaban aproximadamente un 70% de la exposición entre lactantes alimentados sólo con fórmula.
En resumen, estos resultados sugieren que los bebés alimentados con leche materna tienen una menor exposición al arsénico que los infantes alimentados con fórmula, y que tanto este tipo de leche y el agua potable pueden constituir fuentes de exposición al arsénico.
